Capítulo 27

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Hoy si almuerzo porque temo volver a desmayarme, preocupar a todos y la atención regrese a mí, pero solo pido una ensalada y ni siquiera la acabo, además me alimento muy lentamente y en silencio mientras Jason, Sarah y Olivia bromean entre ellos, y yo solo los escucho.

Sarah y Olivia ya no parecen molestas conmigo, incluso me buscaron para que almorzara con ellas y ahora disimulan que todo está bien, y no les molesta que no diga palabra, hasta que me animo a decirles sobre la salida con Sasha.

—Sarah, Olivia...

—¿Si? —preguntan las dos mirándome curiosas.

—Mañana llevaré a Sasha a Coney Island..., Jason me acompañará y... me gustaría que ustedes también vayan. ¿Qué dicen? —pregunto titubeante.

—Te digo que esperabamos que nos preguntaras —responde Sarah con una gran sonrisa, lo que me desconcierta pues no esperaba tan entusiasta reacción—, ya Jason nos dijo y sí, sí vamos.

—¿Puedo invitar a Noah? —pregunta Olivia. Noah es su novio desde la secundaria.

—Claro, mientras más vayamos mejor —respondo alegre por contar con su compañía.

—Yo ya convencí a Marc —señala Jason con gesto de suficiencia.

—¡¿Qué?! ¡¿Todos irán en parejas?! —protesta Sarah.

—Yo también iré sola, así que tú y yo compartiremos a Sasha para subir a los juegos —la tranquilizo y mis tres amigos se miran entre sí con miradas cómplices, después Sarah asiente.

—Bien —acepta con una sonrisa maliciosa—, con suerte pescamos algún galán por allá.

—Oh no, yo paso —aclaro negando rotundamente con la cabeza.

—¿Qué dices? Si es más fácil que lo pesques tú a que lo pesque yo —objeta Sarah.

—No, gracias —vuelvo a negar renuente a la idea de una relación con otro chico que no sea Sebastian—, yo en realidad no tengo ganas de ir, pero se lo prometí a Sasha así que...

—Así que nada —me interrumpe Sarah a regañadientes—, si vamos contigo es porque ahorita mismo nos prometerás que te dejarás llevar y te divertirás al máximo y si pescas galán le darás una oportunidad —me condiciona y frunzo el ceño pensativa—. Promételo —me exige Sarah y yo asiento, total no creo que haya galán alguno. Cómo si los chicos se acercaran a las chicas no más porque sí y yo no pienso coquetearle a ninguno.

—Ok, lo prometo, de todas formas dudo mucho que algún chico se me acerque —accedo y los tres vuelven a mirarse con cómplices sonrisas y empiezo a preocuparme, donde me presenten a algún amigo, primo o hermano, los mato.

Ya lo han intentado antes, un amigo de Jason, un compañero del colegio de Sarah y en otra ocasión un primo de Olivia que se atrevió a robarme un beso y se llevó una bofetada a cambio.

—Ya lo prometiste —me advierte Jason.

—Así es y tengo palabra, pero ya lo dije, no me preocupa, con la facha y los ánimos que me cargo, dudo mucho que un chico se fije en mí —aseguro con confianza, aunque por dentro muero de preocupación.

—Ya veremos —recalca Olivia antes de esconder una risita traviesa con su mano.

Esta tarde solo ensayo con Peter y lo hago sin parar hasta que se asegura que me vaya. Cuando llego a casa, para mi suerte mi madre y Raúl ya no están. Subo directamente a mi habitación, todo está muy tranquilo, pareciera que Sasha tampoco está o ya está dormida. Al entrar a mi habitación me sorprende ver a mi hermanita ahí sentada sobre mi cama con una enorme pizza y unos vasos con soda. No sé si son percepciones mías o me estoy volviendo un poco paranoica, pero me parece oler el perfume de Sebastian, aunque el olor de la pizza es bastante fuerte y apetecible.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora