Llego a la escuela y voy al salón ensayar sola, pues nadie a regresado del almuerzo. Apenas tengo unos minutos bailando, cuando Sebastian irrumpe en el salón.
—Mila por favor escúchame —me ruega.
—Cuándo quería escucharte, no hablaste. Quería escucharte decir que soy tu novia, que me amas, quería escucharte defendiéndome de esa descarada. Quería escucharte decir que no te tocara, que no querías probar su comida de su tenedor —le recrimino.
—Lo sé, soy un idiota que no te merece. No lo voy a negar, me sentí halagado con su atención —admite.
De nuevo quiero llorar, me duele saber que esta feliz de recibir sus coqueteos, pero contengo las lágrimas.
—Pero sé que tienes razón, sé que si hubiera sido al revés me hubiera vuelto loco de celos.
—Por favor vete, no quiero seguir escuchándote. Yo jamás te he faltado, más sin embargo te has vuelto loco de celos y tú estas admitiendo que aceptaste sus descarados coqueteos. ¿Y tengo que aceptarlo? —lo cuestiono a la cara—. Estas equivocado Sebastian, sé que en la mañana te dije lo contrario, pero ahora me desdigo, no estoy dispuesta a compartirte con nadie. Así que si tú disfrutas de sus atenciones será mejor que te vayas con ella —le digo señalándole la salida—, porque yo no puedo con esto.
—No Pequeña, no volveré a aceptar sus coqueteos nunca más —promete tratando de tomar mi rostro en sus manos, pero yo doy un paso atrás—. Yo lo veía solo como un juego inocente, pero es cierto odiaría verte a ti haciendo lo mismo que yo hice. —admite con voz desesperada—. No lo soportaría y entiendo que tú tampoco lo soportes, pero por favor perdóname, te juro que nunca más lo haré.
—¿Ya soy tu pequeña de nuevo? —pregunto con ironía.
—Siempre serás mi pequeña —asegura.
—Si claro, frente tu amiguita no era tu pequeña, solo era tu admiradora adolescente de la que te avergüenzas —le recuerdo.
—No Mila, no me avergüenzo de ti, estoy avergonzado de mi, de mi comportamiento. Soy un tonto y no quiero perderte.
—Lo que eres es un mujeriego, siempre lo has sido y nunca vas a cambiar. —le reprocho a la cara—. ¡Grrr! No sé a que horas creí que podías dejar a todas las mujeres que mueren por meterse a tu cama, por alguien como yo —le digo exasperada.
—Créelo Mila, porque es así. Desde que regresaste a mi vida no habido ninguna otra mujer en mi cama, ni en mi sofá, ni en mi vida. Y tú, tú eres única, solo tú no te das cuenta pero eres hermosa, la chica más linda y adorable que conozco —me garantiza.
—No te creo, yo sé lo que vi. Esa bruja te coqueteaba descaradamente y tú respondías a sus coqueteos, estoy segura de que si no los hubiera descubierto, ahora mismo estuvieras revolcándote con esa zorra —le grito dolida, él se cubre la cara avergonzado.
—Sé que no me crees y te entiendo, si hubiera sido al revés y hubiera visto lo que tu viste yo tampoco me creería, pero te juro que nunca, ni por un segundo pensé llevármela a la cama. No hubiera podido, si todo el día pienso en ti Mila; y Alisson ni siquiera me gusta.
—Dudo mucho que hayas estado pensando en mí, mientras coqueteabas con esa bruja —le reclamo—, y te prohibo que vuelvas a usar mi nombre y el de zorra en la misma oración. ¿Me escuchaste? —le exijo.
—Te juro que estaba pensando en ti y sí, me sentía culpable, pero ella me retaba y yo caí en su juego. Perdóname por favor. Mila créeme, estoy arrepentido, ni siquiera debí aceptar almorzar con ella.
—También me mentiste, no existen ningunos apuntes. ¿Cierto? —Él baja la mirada y niega. De nuevo me siento traicionada, las lágrimas de nuevo hacen su aparición, esto duele, duele mucho.
ESTÁS LEYENDO
Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...