Capitulo 55

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Entramos al consultorio de la Dra. Kim y mis tres amigos están sentados en el sofá más grande; Jason se levanta y ofrece que me siente en su lugar. Me siento en medio de Sara y Olivia, Jason toma asiento en un sillón al lado y la Dra. Lewis lo hace en frente de mí en otro sillón.

—Bien. ¿Alguno de ustedes quiere empezar diciéndole a Mila como les afecta su enfermedad? —les pregunta Kim a mis amigos.

Yo me muevo incomoda en el sillón, los tres se miran entre sí y Sara decide que será la primera.

—Empezaré yo. —La doctora asiente.

—Adelante. —La invita a continuar.

—Yo quiero ser la primera, por que yo siempre soy la más dura contigo Mila... —declara mi amiga con voz firme.

—Entonces me gustaría que fueras la última —la interrumpo, todos me observan confundidos, pienso que ellos ya habían armado un plan. Yo acabo de cambiárselos.

—¿Por qué Mila, porque quieres que Sara sea la última? —pregunta Kim, también desconcertada.

—Por qué no sé si pueda soportar todo lo que me diga, ella siempre me planta cara y hace que me enfrenté a mis más oscuros demonios. No sé si podré soportar más, después de que ella hable. Por eso quiero que Jason y Olivia lo hagan primero.

—Bien. ¿Olivia, Jason?

—Yo primero —dice Olivia sorprendiéndonos a todos.

La Doctora con un gesto de cabeza le hace saber que puede empezar.

—Mila, yo quiero que sepas antes que nada que te quiero mucho, sabes que te quiero como si fueras mi hermanita y tengo años viendo cómo te aíslas, y te encierras en ti misma. Tengo años viendo lo triste que estás y lo mucho que te lastima todo lo que has vivido. Y no sabes cuánto me duele verte así, pero esto último que estás viviendo lo de tu problema con la comida, esto si me destroza. —Ella me habla con lágrimas en los ojos, yo la escucho atenta y mirándola a los ojos sin poder controlar mis propias lágrimas, que tengo que limpiar continuamente por qué corren abundantes por mis mejillas.

—Debo confesarte que hace mucho sospechábamos de tu problema, pero te veíamos comer y entonces nos convencíamos de que estábamos equivocados y que solo era un rumor en la compañía por la envidia que las demás chicas te tienen. Pero fue en Australia cuando confirmamos lo que te pasaba. Necesitábamos convivir más de cerca de ti para confirmar lo que ya imaginábamos. Pero lo peor de todo es que ya ni siquiera comías, pasabas días enteros sin hacerlo, sufriendo desmayos y dándonos unos sustos de muerte. Pero esa noche en Australia cuando Sara te confrontó. Ese día, no tienes idea lo doloroso que fue verte torturarte a ti misma, forzándote a comer por darnos gusto. —Olivia habla sin siquiera tomar aire y cada una de sus palabras duelen en el alma, pero lo que más duele, es verla tan triste—, ese día realmente me partió el alma verte tan mal, tan rota y me pregunté cómo fue que esperamos tanto tiempo para darnos cuenta de que tenías un problema. Mila, estas semanas le he estado dando vueltas al asunto y me di cuenta que siempre lo supimos, pero nos negamos a creerlo y ahora me siento culpable por no haberte ayudado antes —termina la ultima oración con la voz quebrada y temblándole la barbilla.

—No Olivia, no te sientas culpable, nada esto es su culpa, es solo mía. Era yo quien la se lastimaba a sí misma —le aclaro mortificada y apretando su mano con la mía. Sé lo que es cargar con culpa y nunca imaginé que mis amigos se sintieran así.

—Mila tiene razón, ustedes no podían saber a ciencia cierta lo que le pasaba. No tienen porque sentirse culpables, los enfermos de Anorexia y bulimia, se vuelven expertos en esconder su problema. Vomitan y se purgan de forma que nadie se entere —les explica Kim. Ellos asienten, pero yo bajo mi cabeza avergonzada—. Olivia. ¿Hay algo más que quieras decir?

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora