Capitulo 54

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Todos me sonríen al verme entrar al comedor para el desayuno, incluso verónica y sus amigas, y con orgullo, yo les sonrío de vuelta mientras voy a mi lugar junto Camile, Roxy y Wendy, que me reciben con una gran sonrisa.

—¡Que bueno que estás aquí Mila! —me dice Camile con entusiasmo.

—Sí, te extrañamos ayer —agrega Wendy.

—Gracias —respondo un poco apenada, pues me doy cuenta de la responsabilidad de ser mayor y de ser un buen ejemplo para estas pequeñas, y en realidad, no lo soy; más sin embargo ellas me muestran con entusiasmo, su admiración por mí.

Como en silencio, solo fuerzo alguna sonrisa de vez en cuando intentando ser amable con las chicas, que alegres me cuentan sus intentos de bailar ballet, estos días que yo estuve en cama. 

De nuevo soy la última en terminar con mi comida, estoy en la mesa sola y de pronto Verónica y sus amigas se sientan junto y frente a mí. Yo me tenso de inmediato, no tengo ganas de hablar, tampoco quiero discutir, pero mucho menos tengo ganas de soportar que me molesten.

Clavo la mirada en mi plato e intentó ignorarlas, pero lo que Verónica me dice, llama mi atención.

—Mila, solo quería pedirte disculpas. —La miro con precaución, por entre mis pestañas sin levantar mi cara—. Sé que me nos hemos portado muy mal y nos desquitábamos contigo, pero tú no tienes la culpa de nuestros problemas —Me atrevo a levantar un poco mi rostro, para verla a los ojos y ver si es sincera—. También quiero pedirte perdón por lo que Lia intentó hacerte, en parte yo soy culpable de lo que pasó —Ahora si la miro fijamente a los ojos completamente intrigada, así que me dispongo a escucharla con toda mi atención —Ella y yo platicábamos de que Ted era solo nuestro, yo en realidad lo hacía como un juego, sé muy bien que él jamás se fijaría en alguien como yo, pero sobre todo sé que Ted jamás cruzaría la línea —me cuenta con mirada avergonzada—. Entre bromas, Lia y yo platicábamos de cuánto te odiábamos por tener la atención y la simpatía de Ted. Pero te juro que nunca fue mi intención lastimarte, no de la forma en que Lia intentó hacerlo y también te juro que nunca imaginé lo trastornada que ella estaba y que de verdad intentaría dañarte.

—Ted es muy amigable es cierto, pero según lo que he visto lo es con todas, no sólo conmigo —le aclaro.

—Lo sé y hasta ahora lo entiendo, pero eras la nueva, eres muy bonita y no te voy a mentir, sentí muchos celos de ti cuando llegaste. Sé que eso no justifica mi comportamiento contigo y mucho menos el incitar a Lia a lastimarte.

—¿Cómo sabes que intentó lastimarme? —le pregunto con curiosidad.

Ella levanta la manga de su suéter y me muestra su brazo, que al igual que el de Lia, tiene múltiples cortes. Yo la miro confundida.

—Ella me obligaba a hacerlo, a todas —dice y sus amigas también me muestran sus cortes.

—Pero... ¡Dios! —digo todavía impactada.

—Lia nos introdujo en este mundo oscuro del cutting, ahora no solo soy tenemos un trastorno alimenticio, también nos cortamos. Lia también quería involucrarte a ti en este infierno.

—Pero ¿Por qué se cortan? No lo entiendo.

—No lo sé. Algunas personas creen que lo hacemos para llamar la atención o como forma de chantaje, pero la verdad es que no queremos que nadie se entere de que lo hacemos —me explica con voz tranquila—. Personalmente puedo decirte que era una forma de sustituir el dolor emocional por el físico, pero además me provocaba un falso sentimiento de bienestar. 

—Pero podría infectarse o cortar de más, como... Lia, no sé —expreso preocupada.

—Lo sé, ahora lo sé —admite—. Sé que me estoy lastimando a mi misma y tal vez tú no te cortes, Mila, pero también te lastimas con tu desorden alimenticio. —Asiento convencida aceptando que sé que tiene razón—. Kim ya nos esta ayudando a resolverlo —me cuenta con entusiasmo.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora