Llegamos a lo que parece una vieja bodega a las afueras de la ciudad, el lugar está cercado pero Sebastian toca el claxon y un hombre corpulento de unos cincuenta años y de claros rasgos latinos nos abre la puerta.
—Joven Nichols, que grata sorpresa. ¿Cómo ha estado? —lo saluda el hombre de forma muy familiar.
—Hola Pedro, muy bien. ¿Y tú como has estado? —responde él con el mismo entusiasmo.
—Muy bien joven.
—Pedro, quiero presentarte a Mila, Mila Davis —me presenta y el hombre me mira, y sonríe en complicidad.
—¡Aaah! ¿La bailarina, eh? —menciona con gran elocuencia y Sebastian asiente con una gran sonrisa, yo observo curiosa su interacción—. Mucho gusto señorita Davis —me saluda el hombre haciendo una pequeña reverencia con su cabeza.
—Mucho gusto Pedro —respondo sonrojada.
—Pedro, quiero enseñar a Mila a conducir. ¿Está la pista libre? —le informa Sebastian.
—Sí Joven, pase —afirma Pedro permitiéndole el acceso al lugar, Sebastian conduce el auto hacia una gran pista de autos.
—¿Donde estamos? —cuestiono con curiosidad.
—En una pista de autos, no está en las mejores condiciones, pero servirá para enseñarte. Aquí han practicado algunos de los mejores pilotos de autos del mundo, pero hace 4 años que mi padre la cerró, ya solo la usan algunos amigos de mi padre y yo —me cuenta con cierta melancolía en su voz.
—¿Es de tu padre?
—Así es —afirma.
—¿Y por qué la cerró?
—Porque... hubo un grave accidente y mi padre la cerró pensando que podía evitar otro... —me cuenta mostrando algo de incomodidad en su rostro.
—¡Oh! Entiendo —lo interrumpo y él solo asiente, se detiene y baja del auto, viene de mi lado y abre la puerta.
—Vamos, es tu turno —declara ofreciéndome su mano con gran entusiasmo, estoy nerviosa pero la tomo y salgo del auto. Me acompaña al asiento del piloto, me ayuda a acomodar mi asiento, me pone el cinturón de seguridad, corre al lado el copiloto y sube—. Imagino que sabrás cual es el volante —se burla.
—Por supuesto que lo sé, no soy tan tonta. ¿Es éste, no? —le digo señalando la palanca de velocidades y guiñándole un ojo. Él suelta una gran carcajada y siento mi corazón palpitar violentamente, tiene una risa hermosa.
—Bien, en realidad no es tan difícil. El auto es automático así que no te costará trabajo aprender pronto. Mira ésta es la palanca de velocidades y el pedal del lado derecho es el acelerador y el del izquierdo es el freno —me explica que significa cada una de las letras de la palanca de velocidades y del tablero, me muestra como encender las luces y como poner las intermitentes, las direccionales, donde se activan los parabrisas y como desempañar los vidrios—. Ahora pon drive y acelera despacio —me indica y yo hago lo que me dice, pero creo que piso muy fuerte el acelerador porque salimos disparados, grito asustada y freno en seco. Lo intento varias veces, pero siempre es el mismo resultado y él ríe a carcajadas cada que lo hago.
—No te rías, creo que nunca podré domar esta cosa —me quejo desesperada.
—Claro que podrás, vamos prueba de nuevo, pero ahora hazlo muy suavemente —me aconseja con serenidad y yo apenas piso el acelerador, suave como él me indica y el auto empieza a avanzar. Estoy tan emocionada por haberlo conseguido, pero muy nerviosa también—. ¿Ya ves? Ahora, trata de seguir por dentro del carril central —me sugiere y doy una vuelta completa sin salir del carril.
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Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...