Media hora más tarde estamos en el departamento de Sebastian y después de una larga ducha, solo me visto con unos bóxers y una camiseta de Sebastian que me queda enorme y me llega hasta las rodillas.
Estoy acostada en su cama y él en la cocina preparándome algo de comer, estoy boca arriba mirando el techo como siempre hago cuando mi cabeza da mil vueltas.
Por un lado me siento feliz por todo el apoyo y atenciones que Sebastian tiene conmigo, por otro lado me siento completamente destrozada por la actitud de mis padres.
Otra vez estoy llorando y por más que me esfuerzo en contener las lágrimas, no lo logro. Es como si toda la felicidad que puedo llegar a sentir, siempre se ve ensombrecida por el dolor y el miedo, y quisiera poder controlar el lado sombrío de mis pensamientos para poder enfocarme en lo bueno que la vida me da, como Linda me aconsejó. Quisiera poder deshacerme de toda la oscuridad que vive dentro de mi.
—¿Qué pasa pequeña? ¿Por qué estas triste? —La voz de Sebastian, me saca de las tinieblas de mis pensamientos.
Enseguida me incorporo, limpio mis lágrimas rápidamente y forzó una sonrisa.
—No es nada, no te preocupes —le digo.
Él viene con una charola llena de comida, la pone sobre la cama después viene a sentarse detrás de mi y me abraza con brazos y piernas.
—Ya no estés triste, sé que te duele que tus padres no estén contigo, pero ve el lado amable de todo esto. Gracias a eso estas aquí conmigo, o bueno al menos yo salgo ganando —dice mostrando entusiasmo, yo asiento, mientras lo pienso.
Él tiene razón, si mis padres hubieran estado conmigo, ahorita estuviera sola en mi habitación, llorando en soledad, atendida por la servidumbre y regañada por faltar al ballet. En cambio Sebastian está conmigo, atendiéndome y llenándome de mimos y de mucho amor.
—Tienes razón, yo no querría estar en ningún otro lugar. Tus brazos son mi lugar favorito en el mundo. —Tomo sus manos y las beso—. Y no sabes lo feliz que me haces con todo tu amor, pero no puedo evitar sentirme triste, desilusionada por el desamor de mis padres. _Él me aprieta fuerte y besa mi mejilla.
—Si te sirve de consuelo, yo te amo tanto, tanto que no necesitas el amor de nadie más.
—¿De verdad Sebastian? ¿De verdad me quieres, a pesar de mis propios padres no lo hacen?
—¿Eso que tiene que ver? Claro que te quiero, decir que te amo hasta la luna es poco, a no ser que haya otras lunas en otra galaxia a miles de años luz de aquí —dice haciéndome sonreír nuevo, pero las dudas hacen que mi sonrisa dure poco.
—Tiene que ver porque no sé porque mis padres no me quieren. No sé, tal vez hay algo en mi que hace que las personas no me quieran, si mis propios padres no lo hacen. —Me atrevo a confesar.
Él me levanta y me gira para quedar frente a él, sus piernas rodeándome y mis piernas rodeándolo a él. Entrelaza mis manos con las suyas y me mira con dulzura, como solo él me mira con sus hermosos ojos como el cielo.
—Te equivocas pequeña, para mí fue tan fácil quererte, yo te amé desde el primer día que te vi y cada día te amo más. Tú sabes que yo no quería que esto pasara, pero simplemente pasó. Además yo veo como tus amigos te quieren, también tus profesores te aprecian de forma única. Y sabes, estoy seguro que tus padres también te quieren, solo que no saben como demostrártelo —expresa con mesura tratando de hacerme sentir bien.
Me recargo en su pecho, el escucharlo me reconforta con sus palabras, hasta que llegó a la parte de mis padres. Esa parte, definitivamente no lo creo, pero esta vez me quedo solo con la parte de su amor y el cariño de mis amigos y profesores.
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Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...