Capítulo 28

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...
—Mila, quiero que sepas que te entiendo, yo también como tú no quería ninguna complicación en mi vida, yo no quería una relación formal con ninguna mujer. Sabes lo que pienso de la vida y de hay que vivirla al máximo. Pues eso quería hacer, vivir mi vida al máximo, tener miles de mujeres, todas las que se me antojaran, sin atarme a ninguna de ellas... —Sebastian hace una pequeña pausa, suspira y después continua—, hasta que te conocí —confiesa y yo escucho atenta, y me doy cuenta de que no tiene idea de lo que realmente me aleja de él, pero no lo corrijo, además sé que me está mostrando su alma y su corazón completamente, y para mi sorpresa cada vez me gusta más—. Cuando te conocí, me regañé cada noche por buscarte, por besarte, por sentir lo que me hacías sentir. Yo no quería enamorarme, pensaba que solo me quitaría libertad, una libertad de la que yo disfrutaba y cada día me preguntaba, que diablos hacia besándote. Yo no quería quererte, eso nunca estuvo en mis planes, pero simplemente fue inevitable. Mi corazón tomó la iniciativa sin importarle mis planes, ni mis deseos —Estoy emocionada escuchándolo, no puedo creer lo que me dice o sí, le creo, porque en eso sí tiene razón, pues como él, yo tampoco me quería enamorar y sin embargo no puedo evitar lo que siento por él—. Después te perdí y aunque traté y traté de mil formas de borrarte de mi mente, de mi corazón, eso no sucedió y me di cuenta que no quería más mi libertad. No me servía de nada ser libre si era infeliz sin ti, sin tus besos, sin tu hermosa mirada —Yo sigo en silencio, no lo interrumpo, aunque quiero hacerlo, quiero besarlo hasta que no nos quede más aliento—. Quiero que veas algo —dice descubriéndose la muñeca y me muestra su tatuaje, ya lo había visto antes, pero no me había atrevido a preguntarle por su significado—. ¿Ves este tatuaje? —Asiento—. Este tatuaje me lo hice un año después de lo nuestro en París cuando me di cuenta que por más que intentaba, no lograba olvidarte. ¿Sabes que es? —pregunta mirándome fijamente a los ojos.

—Claro, es una brújula —respondo con voz serena.

—¿Y sabes cómo funcionan?

—Tengo una idea, pero no realmente —admito mirándolo intrigada.

—La brújula es un instrumento de orientación que sirve para determinar el rumbo, tiene una aguja imantada que siempre apunta hacia el norte y ésta, es la rosa de los vientos —me explica y yo la observo con curiosidad, pero algo llama mi atención. En el centro de la Rosa de los vientos hay un corazón, abajo está la S de Sur, a la derecha la E de East y a la izquierda la W de West, pero arriba no hay una N de Norte, hay una M.

—Esta no apunta al norte, apunta a una M —señalo mirándolo con curiosidad a los ojos.

—Tienes razón, esta brújula, Mila. Mi brújula, mi corazón, apunta hacia "M de Mila", apunta hacia ti —declara mirándome fijamente a los ojos y mostrándome sinceridad en ellos, una sinceridad que me emociona enormemente y acelera mi corazón—. Mila, no importa a donde vaya, cuantos países visite, cuantas chicas haya en mi vida, no importa el rumbo que quiera yo darle a mis pasos. Mi vida, mi corazón siempre apuntan hacia ti. Mila, pequeña, tú eres mi norte, sin ti me siento perdido —añade y los ojos se me llenan de lágrimas. Creo que es la cosa más hermosa que le pueden decir a una persona. No sé mucho de la vida, ni de romances, pero creo que es la declaración de amor más dulce en la historia del mundo.

No lo dejo decir más, tomo su rostro entre mis mano e impulsivamente lo beso, Sebastian me atrapa entre sus brazos adhiriéndome a él y profundizando el beso aún más.

—Pequeña, dime que tú también me amas, dilo por favor —me pide entre besos.

—Te amo Sebastian, nunca he dejado de hacerlo —declaro contra sus labios y nos besamos de nuevo; me aferro a él con desesperación, como si fuera.., no, "es" mi tabla de salvación.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora