Hoy es mi cumpleaños número 19, mi madre ni siquiera se acordó y mi padre ni siquiera me llamó. Como siempre yo soy la última en salir del salón, pero ahora ya salgo casi inmediatamente que salen todos, no me gusta quedarme sola.
Estoy recogiendo mis cosas, cuando alguien apaga la luz. El corazón empieza a latirme tan de prisa, que siento que se me saldrá del pecho y el pánico empieza apoderarse de mí, termino de echar todo a mi bolso sin cuidado y voy a toda prisa hacia la puerta cuando de pronto.
—¡Sorpresa! —gritan mis amigos y mis compañeros de baile, y no puedo evitar sobresaltarme y sentir que mi corazón se detiene por unos segundos, al mismo tiempo que una risa nerviosa sale de mis labios.
Sara y Olivia traen un pastel de cumpleaños con diecinueve velitas, Matthew trae un ramo de rosas rojas y Jason, mi otro mejor amigo trae una botella de vino espumoso, también entran mis compañeros de baile y entre todos, me cantan feliz cumpleaños.
Todos se acercan a felicitarme y me abrazan, lo que es un logro que permita que los chicos me toquen. Lo he tenido que trabajar si no podría dedicarme a esto, si no nunca podré hacer bailes con parejas, que en un protagónico es indispensable. Incluso hoy mismo me dieron el papel de Odette/Odile en El lago de los cisne con mi compañero de baile Jason, quien será el príncipe Sigfrido y con el único que me siento a gusto. Tal vez sea por que sé que es Gay y tengo la certeza de que no me mira de manera sexual, no lo sé.
—Pide un deseo —me dice Olivia y mi primer pensamiento es Sebastian.
Ha pasado tanto tiempo, que no entiendo porque sigo pensando en él, cuando seguro él siguió con su vida y yo solo soy una más en su libreta de conquistas. Quizás sea porque sé que su hermana al fin ha logrado entrar a NYCB, aunque no está en mi grupo y casi no la veo, gracias a Dios.
—Vamos Mila, sopla —me incita Sara y realmente no pido ningún deseo porque hace mucho que dejé de tenerlos.
—Gracias, no debieron molestarse —sonrío agradecida.
—¿De verdad creíste que nos habíamos olvidado de tu cumpleaños? —me dicen Sara y Olivia, que me abrazan al mismo tiempo y que siguen siendo mis amigas incondicionales, y me entregan unas pequeñas cajas con sus presentes.
—La verdad, sí —admito avergonzada.
—¡Salud, pequeña! —dice Jason que me ofrece un vaso con vino espumoso y cuando me mira, la tierna mirada azul de Sebastián viene a mi mente.
—¡Salud! —digo, pero apenas doy un pequeño sorbo del vino.
Sara me entrega una gran rebanada de pastel y la tomo con miedo.
—¡Felicidades preciosa! —Me abraza Matthew, el que se ha convertido en un gran apoyo. Solo él me hace sonreír y aunque el pobre ya me declaró su amor, yo no puedo aceptarlo. ¿Por qué? Por los dos hombres que han marcado mi vida. Por Fabienne que me ha incapacitado para poder amar y por Sebastian, que me hizo lo mismo, porque sé que no puedo amar a nadie más.
Todos comen pastel y beben del vino, después todos se van yendo uno a uno.
—Vamos te acompaño a la salida —me dice Matthew, cuando ya se fueron todos.
—No, vete. Yo todavía tengo que entrar al baño.
—Te espero —se ofrece y yo asiento avergonzada.
Voy al baño, entro y me inclino frente al inodoro; necesito sacar fuera las casi 500 Kcal de la rebanada de pastel de chocolate que me comí. Después de unos minutos voy al lavabo a lavar mi rostro y enjuagar mi boca, me miro al espejo para acomodar el cabello y la ropa, y odio lo que veo.
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Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...