Capítulo 47

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Cuando vuelvo a despertar ya es de día, él sol está en todo su esplendor, el cielo no está más nublado. Sebastian me abraza por detrás pasando su brazo por mi cintura y siento su aliento cálido en mi nuca. Él sigue dormido, lo sé por su respiración, pero su solo toque me hace sentir segura de nuevo.

Mi mente comienza a trabajar a mil por hora. ¿Cómo voy a decirle lo de mi viaje? o tal vez sea mejor no decírselo y solo me voy sin despedirme. No, no puedo hacer eso, si él me lo hiciera a mí, yo no lo soportaría, además no quiero que se olvide mí. Quiero que me espere, quiero regresar sana y más fuerte para él.

De pronto caigo en la cuenta, de que si quiero sanar, quiero estar bien para poder ofrecerle a Sebastian un amor sano y fortalecido por la confianza.

Sí, eso haré, le diré que debo irme para sanar mis heridas, que necesito un tiempo lejos de todo lo que me lastima. Un beso en mi hombro me da el aviso de que Sebastian ya despertó.

—¡Buenos días hermosa! —saluda amoroso—. ¿Tienes mucho tiempo despierta?

—No, solo unos minutos.

—¿Descansaste? —me pregunta mientras se pega más a mí y me rodea por completo con sus brazos.

—No mucho. Me costó mucho volver a dormirme.

—Lo sé, me di cuenta —dice antes suspirar exhausto—. Siento mucho lo que pasó anoche. Solo espero que entiendas mis razones y que sepas que quiero hacer las cosas bien y que no quiero que nunca te arrepientas de haberte entregado a mí —me explica nostálgico. 

—Lo entiendo. Anoche le estuve dando vueltas al asunto y no voy a mentirte. Al principio me sentí rechazada, pero al final entendí que no era el momento adecuado —le expongo—. Perdóname tú a mí por habértelo pedido. Solo que me sentía tan desesperada y necesitada de amor. Todavía lo estoy, pero ahora sé que no es con sexo como voy a saciar esa necesidad admito —avergonzada.

—No tienes que pedirme perdón, yo lo entiendo. Entiendo como debes sentirte después de todo lo que ha pasado y también entiendo que sientas esa necesidad de amor. Lo que no entiendo es que como no te das cuenta que amor no te hace falta. Porque yo te amo más que ha nada en este mundo, te amo tanto como nadie en la tierra ha amado. —Me hace sonreír con su declaración, él no me ve porque sigue abrazándome por detrás. Y decido decírselo de una vez, creo que es buen momento, ahora que estamos tranquilos.

—Sebastian...

—¿Si?

—Me iré. —Todavía no termino de hablar y él me interrumpe.

—No Mila, no dejaré que te vayas con Sara, mucho menos que regreses a tu casa con ese hombre ahí —alega.

—Escúchame por favor —le pido—, me iré a Illinois —le anunció y él se incorpora de golpe.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunta consternado.

—Solo será un mes, pero necesito irme. Necesito alejarme por un tiempo de todo lo que me lastima —le digo verdades a medias.

—¿Pero adónde irás? ¿Con quién? —me interroga todavía perplejo por la noticia.

Me armo de valor y también me incorporo para mirarlo a la cara.

—Estaré un tiempo con una tía —miento bajando la mirada.

—¿Pero y yo? ¿El ballet? —pregunta confundido.

—Tú mismo me sugeriste un descanso —le recuerdo.

—Pero del ballet, no de mí —expone descompuesto.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora