Capítulo 25

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Salgo directo a la calle sin si quiera desayunar, camino hasta la escuela y como voy temprano, llego antes que todos, así que aprovecho que el salón está solo y comienzo a calentar para ensayar mi solo, poco después llega Jason y viene agitado.

—Buenos días Pequeña, me ganaste. Fui por ti a tu casa, pero cuando llegué la muchacha me dijo que ya habías salido —dice mientras se echa aire exagerando el gesto de estar exhausto.

—Jason, te lo agradezco, pero no era necesario que fueras por mí, ya estoy bien.

—Pues no te ves bien. ¿Ya no tienes fiebre? —me cuestiona dejando su bolso en el suelo.

—No, amanecí como nueva —miento y él me mira con desconfianza, viene hacia a mí y toca mi frente; yo pongo mis ojos en blanco.

—Pues yo te siento caliente. ¿Estás segura que te sientes bien? —insiste.

—Jason estoy bailando, por supuesto que estoy caliente, pero estoy bien —le aseguro.

—De todas formas, tenía que ir por ti —comenta y mi amigo también comienza a estirar—, quedé con Sebastian que lo haría, sino iría él y por lo que sé, están peleados —expone él y yo trato de disimular la emoción. ¡Sebastian sigue al pendiente de mí, a pesar de que yo lo mandé al diablo! ¿Cómo podré olvidarme de él, si sigue estando presente en mi vida?

—No estamos peleados, simplemente no podemos estar juntos —manifiesto desilusionada mientras practico mis giros para evitar su mirada.

—¿Por qué no? —pregunta intrigado.

—Jason, te dije que algún día te contaría —le recuerdo y Jason me mira expectante—; perdóname pero ese día, todavía no llega —le aclaro y él frunce el ceño.

—No entiendo porque las mujeres son tan complicadas —se queja—. No me digas que es tu madre quien te lo prohíbe.

—No Jason, mi madre no sabe nada de Sebastian y no quiero que se entere porque dudo mucho que le guste —confieso antes de suspirar pesadamente—, pero no es eso lo que me separa de él. Si supieras que ella quisiera que tú y yo seamos pareja —le cuento apenada.

—¡Cállate —exclama nervioso—, qué ni te oiga Marc! No sabes los celos que te tiene —revela y yo lo miro confundida.

—¿Marc? ¿Por qué Marc tendría celos de mí? —le pregunto contrariada.

—Marc cree que paso más tiempo contigo que con él —me explica con un gesto de enfado.

—Bueno, pero esto es como un trabajo y yo solo soy tu amiga —aclaro.

—¡Es un trabajo! —precisa—.  Si a esto nos dedicamos, pero él no lo entiende. Marc piensa que tengo un amor platónico por ti y dice que hablo de ti todo el tiempo.

—No lo entiendo —Niego confundida, esto es increíble. Cómo si necesitara más enemigos.

—Bueno, en realidad no está tan equivocado —expresa mi amigo avergonzado—, la verdad es que sí estoy enamorado de ti —confiesa con total naturalidad y yo abro grande mis ojos—. Tranquila. Sí, estoy enamorado de ti, pero no de la mujer, estoy enamorado de la bailarina, de la amiga —aclara.

—¿Tan fea te parezco? —protesto ofendida, pero aliviada  a la vez.

—¡Mila, por Dios! ¿Cómo me preguntas eso? —exclama con indignación—. Claro que no me pareces fea, todo lo contrario eres hermosa, pero para empezar a mí no me gustan las mujeres, además eres mi amiga.

—Solo lo dices porque me quieres —comento con un mohín.

—Lo digo porque es la verdad, sabes que yo no miento —alega con arrogancia y me hace sonreír.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora