¿Confusión?

303 34 4
                                        

No sé que pasó con todo esto. Cuando desperté en el hospital, sentí la sensación más extraña que nunca antes había tenido en el pecho, era como una mezcla de culpa, una mezcla de agradecimiento, y otra de vergüenza, por saber que la persona que está tan atenta conmigo, es el mismo tío gilipollas que me recibió con una lámpara en mano, y una cara de asesino totalmente serial. ¿Por qué me tocan personas tan interesantes? Samuel tiene tantas facetas, por lo menos, eso quiero pensar ahora. Me mostró el lado más serio que puede tener, su lado amable, y su lado sensible. Y eso... provoca que me confunda. Yo, que soy un hombre decidido y orgulloso, estoy sintiendo que bajaba la guardia con él, por sus acciones malinterpretada solo por mí.

Pero eso creía, hasta el momento en el que al salir del hospital, con el corazón latiendo tan rápido y de una forma bestial, me di cuenta de que mi yo interno, me estaba pidiendo a gritos, que le dijera gracias. Y otra parte de mí, me estaba susurrando al oído, "esto es lo que te va a matar".

Jugar con fuego nos va a quemar, pero yo quería hacerlo. El que me confunda tanto con sus palabras y acciones amables, el que me moleste por tener actitudes parecidas al del gilipollas de mi pasado. Un hombre orgulloso, recto, y sobretodo decidido. Decidido a ser respetado por la gente que lo conoce, eso me dio a entender desde el momento en el que lo conocí.

Al sentarnos en la banca, y escuchar el cantar de los grillos, me di cuenta de que esta presión golpeando en mi pecho no dejaba de crecer. Quería agradecerle por salvar de alguna forma mi vida, y quería al mismo tiempo, correr lejos para que no viera esta estúpida cara mía, avergonzada. Sin yo quererlo, ya había abierto mi boca, y ya había llamado su intención con un "Hey".

Lo que siguió después de eso, no fueron exactamente mis sentidos, era mi cordura perdida en un afán de no decir "Gracias", y demostrárselo de alguna otra forma. Pero sabía de sobra, que no podía hacer esto siendo yo, es decir, soy William, un hombre tan perspicaz, que no puede caer en este estúpido engaño de acciones y palabras malinterpretadas, y desgraciadamente, solo por mí.

Es cierto; soy un romántico y como tal, me enamoro fácilmente. Pero como he dicho siempre a mis amigos y gente de los medios, "No pretendo tener una relación en estas circunstancias". No digo que tenga "ganas" de hacer de Samuel mi novio, pero, solo digo que sé de sobra, que no serían los últimos besos que nos daríamos. Eso lo deduje al sentir otro beso de parte suya, eso lo deduje al sentir sus manos coger mi rostro con... ¿Ternura? Y besarme otra vez.

No eran las mismas expectativas de esto, lo sé, lo entiendo. Sé que Samuel no está viendo esto como un posible partido a tomar, y lo puedo comprender. Yo también debería decir y pensar lo mismo, porque... No dejaría que mi orgullo se caiga sobre todas las cosas, y si tengo que reprimir esta enorme confusión para no dejar mi perfil por los suelos, lo haré. Al final, sé que nos quemaremos.

Pero dudo siquiera que él sienta lo mismo que yo.

Esta enorme confusión que deja migas; migas de algún sentimiento encontrado, pero claramente anulado. Porque así decidimos entendernos y presentarnos. Básicamente, le dije "Soy William, y vengo a hacer de tu vida un infierno moldeado a mi gusto, siéntete como en mí casa". Ahora sería imposible tomar otra postura, es obvio.

Pero así pasaron tres días, conmigo yendo a su local después de clase, quedándome a estudiar mientras lo esperaba terminar su trabajo, y poder regresar a casa, juntos. Claro que con tres o dos metros de distancia, pero regresamos juntos. La idea, es no dejar que me vuelvan a tocar. Estoy utilizando a Samuel como barrera, pero a él parece no importarle; y eso hace que me sienta de nuevo, en el tío gay, también conocido como un "marica", por tener miedo; miedo a lo inevitable, ser tomado con manos sudorosas de un capullo y ser sometido otra vez. No quería eso, pero tampoco podía hacer gran cosa, no ahora, que el cuerpo no responde como debería.

FISURASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora