Ahogarse

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Las sombras de lo que existe en el corazón de alguien se refleja en el rostro de la persona. Lo sé, porque William tiene gestos que solo yo puedo ver. Guillermo y William a la vez.

—Lo siento —Fue lo único que salió de mis labios—. Porque no sé si lo que voy a hacer es bueno o malo, si es... coherente o tóxico —Me miró a los ojos. Confi ladraba más fuerte que nunca, la llegada repentina de Guillermo la había alborotado y con tanto ruido no podía pensar—. Pero lo quiero a él, lo único que conozco... lo único bueno que me mantiene en pie, es él.

—¿Bueno? —Preguntó, comenzando a llorar otra vez. Aquellos ojos grisáceos me decían muchísimas cosas cuando de sus ventanas se podía ver gotas de agua pasar, eran expresivos, y se veía demasiado indefenso. Casi tanto como yo—. Besó a otro tipo-

—¡Lo sé! —Interrumpí—. Y yo también lo hice, besé a otra persona —Subí la mirada, para éste bajarla y suspirar—. Ambos somos un desastre andante... y estamos gateando por ambos, estamos... —Cubrí mi rostro con ambas manos, dios santo ¿cómo es posible que mi pecho duela tanto? —. Buscándonos el uno al otro, es todo lo que sé.

—Samuel —Susurró, acercándose de nuevo tomando mi rostro con ambas manos—. Yo nunca te haré llorar, yo nunca te engañaré con nadie por ningún motivo, seré fuerte ante todo y...

—No, William —Deslicé sus manos lentamente fuera de mi rostro—. No funciona así.

Por lo menos no para mí.

Dio un paso hacia atrás, tomando sus lentes y limpiándolos contra su camisa. Empañados por tanta humedad. Respiró hondo para mirarme por última vez y decir: —No quiero que te arrepientas de esto... te agradeceré por haberme salvado la vida, pero no te perdonaré si te arrepientes de haber tomado esta decisión.

—Eso será justo.

Caminó fuera del departamento para yo tomar mis llaves y correr tras, ahora, Guillermo.

Cuando salí me pude dar cuenta de cómo William había tomado rápidamente la curva para no toparse conmigo en la entrada. Culpa, sí, pero emoción era lo que más dominaba mi corazón justamente ahora. ¿Habré sido demasiado rudo con Guillermo? Nada en mi cabeza cuadraba.

Y nada en mi cabeza cuadró hasta que vi algunas camionetas pasar por el vecindario—. ¿Qué demonios? —Para entonces poner mis pies en la tierra y recordar que cualquier mortal no causa emoción alguna como para atraer cámaras a una privada. Ninguno, pero Guillermo no era cualquier mortal.

—Mierda —Dejé salir, para pensar por un momento donde se metería el pequeño niño llorón que debía de ser William justamente ahora. Miré por un momento donde todas las camionetas se dirigían. Eran fácilmente cinco y todas estaban cazando a una presa que, con miedo, estaba seguro se había ido a esconder a un callejón familiar para nosotros dos.

Ese mismo donde me dijo que "yo" era lo que le pasaba. Donde me dio a entender que queriendo seguir en personaje no pudo ante lo que su corazón deseaba. A lo que nuestros corazones deseaban. Comencé a correr, captando la atención de camarógrafos y personas que pasaban. No entendía mucho de esta situación, en general, me parecía una pesadilla mezclada con un sueño. Algo agridulce, se podría decir.

Cuando llegué al callejón pude escuchar sollozos al fondo. "Te conozco tan bien" fue lo único que pensé.

Y entonces, todo explotó. Palabras comenzaron a salir de su boca, y aquel rostro en lágrimas pudo tocar, además del suelo, mi alma. Él es la persona más fuerte que conozco, él es la persona que me estabiliza, él es absolutamente todo lo que me canaliza. ¿Entonces por qué siento que ahora soy yo el que lo debilita? A cada mirada que le doy, más lágrimas se deslizan por sus mejillas.

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