UNA SEMANA DESPUÉS
—¿Listo Samuel? —Me preguntó Saulo riendo, mientras yo me terminaba de poner bonita la barba.
—Sí, sí —Susurré terminando. Me miraba con detenimiento y con pasos nerviosos mientras terminaba de arreglarla. —Qué impaciente ¿No?
—¿Te iras sin camisa? —Lo miré riendo, estaba consciente de que no tenía camisa, pero su rostro burlón parecía querer decirme que era suficientemente idiota como para olvidarlo. Me enjuagué la cara con agua y me sequé.
Le di un golpe en la cabeza al entrar en mi habitación, estaba sentado en mi cama, había llegado hace media hora, y me había invitado a una fiesta que, según sus palabras, no podía rechazar. Y cuando llegó, obviamente, yo ya estaba a punto de dormir, eran las once de la noche después de todo. No suelo dormir con camisa, así que he ahí mi cuerpo medio desnudo, con un pantalón negro de mezclilla y mis botines negros. Buscaba mi camisa roja en el closet, moviendo más que solo ropa, moviendo zapatos, buscando en todos los confines de ese lugar, por fin la encontré.
—No planeo irme sin camisa, cabezón —Contesté al sacarla del closet. —Aquí está —Él me detuvo, tomando la camisa en el aire antes de yo entrar por el agujero de la cabeza.
—¿Cuándo te tatuaste esto? —Me preguntó tocando mi espalda, me estremecí de inmediato y me moví para separar sus manos.
Mi cuerpo estaba lleno de tatuajes, todos ellos, en la espalda.
Tenía tatuadas muchas flores pequeñas, todas con un significado. Portaba una camelia, que significaba un cariño duradero, un cariño fuerte. Dando a entender que yo tenía un corazón noble y fiel. Una crisantemo roja, que significaba un amor frágil, como el de mis padres hacía mí. Y una dalia, que significa inestabilidad. Todo lo que me define en tres flores pequeñas, en la parte izquierda de mi espalda, todas en blanco y negro, a excepción de la Crisantemo. Seguido de ello, tenía enredaderas, que partían desde la parte baja de mi espalda, cubriendo la mayor parte de mi espalda, hasta llegar a mi brazo, quedando hasta la manga de mi camisa.
No solía tatuarme cosas que no significaran nada en mi vida, lo veía absurdo. A diferencia de Saulo, yo sí pensaba las cosas antes de hacerlo.
—¿Las rosas? —Pregunté, él asintió con un sonido. —Desde hace tiempo, tres semanas quizá... —Él comenzó a reírse, mientras que yo tomaba de nuevo mi camisa para terminar de vestirme.
—¿Por qué rosas tío? —Me dirigí al espejo, para arreglar los cabellos que se habían alborotado al ponerme la camisa.
—Cada una significa algo... —Susurré con la lengua presionada con mis dientes, por lo concentrado que estaba al por poner un mechón en su lugar. —Ya sabes, yo sí suelo pensar antes de tatuarme las cosas
—Mira chaval... —Sentí un golpe ligeramente fuerte en mi espalda, comencé a reírme al voltear a verlo.
Partimos después de muchos reproches por su parte, acerca de con quién me los había hecho, era obvio que no con él, y por eso se resentía. Pero sin embargo no le di tanta importancia como debía de hacerlo, realmente me parecía absurdo decirle "Lo hice en el local de una tía que me pidió una cita". A pesar de que no ocurrió así tal cual, las cosas se tornaron muy extrañas ese día. Quizá estaba en ruptura y le gusté, y por eso quiso conocerme, o no losé. Solo sé que había ido ese día para revisar cotizaciones de tatuajes grandes, y al final terminé metiéndome por donde no debía.
Nos subimos al auto de Saulo para ir de prisa a la fiesta de la que tanto estaba hablando. Sería en una discoteca cutre, nada fuera de lo común, solamente lo "impresionante" es que habría bebidas gratis. Era lo único especial. ¡Aunque qué leches! Bebidas gratis son bebidas gratis.
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FISURAS
Fanfiction-Niño, te diré una cosa antes de que sigamos viviendo juntos, es fácil y sencillo, no te metas conmigo, si no quieres que vea esa estúpida cara tuya, avergonzada, no me vas a poder manejar a mí también ¿Entiendes? -¿Tú tienes idea de con quién está...