FISURAS

Encantador

La llamada había sido interrumpida por una persona que no conozco. Me dijo "Aguarda un momento" y no volvió a llamar. Esperé, me parece, por veinte minutos despierto, pero caí dormido aun intentando contener el aliento.

En la mañana me sentía molesto, y estaba claro el por qué. Un extraño llama la atención de mi novio y este me deja plantado en nuestra llamada nocturna, ¿qué diablos se supone debía de pensar?

Sin embargo, al tan solo abrir los ojos me topé con sus mensajes en mi bandeja. Al parecer había insistido una hora después de que la llamada finalizara. ¿Por qué me siento tan inquieto? Contesté algo cortante diciendo que me quedé dormido por lo cansado que estaba, pero dentro de mi una parte sabía, quería reclamarle en esas palabras. Su contestación fue rápida, me dijo: "Perdóname por dejarte plantado, no era mi intención, pero me topé con un amigo de hace años y fue inevitable no platicar" A lo que mi curiosidad preguntó: "¿Quién?" Y por desgracia, contestó: "Frank, el tio del que te hable en la universidad" Sabía, que si la persona hubiera sido cualquier otra mi reacción hubiera sido más medida, sabía que era la primera vez en la que por alguna razón sentía demasiados celos.

—Y dos cojones... —Suspiré para dejar el teléfono en la sabana a mi lado, sentándome en la cama para posar la mirada perdida en la pared. Miré por un momento el desorden, y entre tantos libros y dibujos de tatuajes, al fondo, la lap top que me había comprado hace un mes reposaba intacta en el escritorio.

La curiosidad realmente mata a más que solo gatos.

Tomé la lap top y la abrí lentamente, mientras una mezcla de emociones me hacían un desastre al escuchar el teléfono vibrar en la cama y los mensajes de Guillermo llegar y llegar. Escribí, con algo de miedo a la clase de personaje que me podría encontrar, el nombre de "Frank" y no tardó demasiado en brindarme en la primera búsqueda el Frank actor, modelo, y sobretodo, samaritano del mundo. —Genial, un personaje bueno en la historia... —Fruncí el ceño.

Comencé a leer entrevistas y ver fotografías de él. Parecía ser realmente un tío majo, y lo peor de todo, endemoniadamente encantador. —A ver... amigo de los niños, ¿por qué apareciste justo ahora? —Musité, para solo entonces darme cuenta de lo fuerte que mi puño estaba apretándose, y de lo patético que estaba siendo al no escuchar nada de lo que Willy pensaba al respecto. —Vaya... —Suspiré para recostarme en el respaldo de la silla. —¿Me estoy comiendo en celos o es mi imaginación?

Me puse de pie después de tallarme el rostro con mis dos manos, tomé el teléfono de vuelta, y contesté a los mensajes que, para mi suerte, no mejoraban mi estado de ánimo.

"Parece que tendremos una sesión de fotos y nos pareció increíble coincidir en la misma colonia, así que platicamos un poco para ponernos al corriente de todo"

—¡Una sesión de fotos! —Grité, asustando a Confi, quien se había subido a la cama para tomarse una siesta mañanera—. Una sesión de fotos Confi, ¿no te parece increíblemente oportuno? —Obviamente, no medía lo patético y algo aterrador que lucía en esos momentos.

Después de haber respirado profundamente, logré ignorar todo aquello que sabía era innecesario. En primer lugar: ¿por qué estaba tan celoso? Si sabía que Willy tenía sesiones de fotos con los de la banda todo el tiempo, e incluso con otros personajes del momento. ¿Por qué me siento tan intranquilo? ¿Será la distancia? ¿Será el tiempo?

"Me alegro, da tu mejor esfuerzo Guille" Contesté a su mensaje, para mirar por un largo rato el teléfono y no poder decidir que más decirle. —Soy patético —Suspiré para tirarlo a la cama de nuevo.

Me metí a bañar para ir directo a la casa de Esme y Amet, ambos tenían unos días bastante movidos por el reciente embarazo de la profesora, y, debido a las circunstancias económicas en las que se encontraban, habían decidido abrir un pequeño café en el que trabajaba en la mañana. Después abría el local de tatuajes y en la noche iba al restaurante como mesero. Tenía sin duda, un día pesado y ocupado con todas sus letras.