Habían pasado dos horas desde que estoy aquí, en el hospital. Tengo frío en esta sala de espera que parece nunca poder avanzar, estoy mirando perdido el color blanco de las paredes, y no hay enfermero ni enfermera que pueda decirme que está pasando. ¿Qué le pasó? Tenía una cortada profunda en la pierna, perdiendo sangre, soportando el dolor, aguantando las ganas de decir "Ya no puedo". ¿Es un gilipollas? ¿Por qué no decir nada si te duele demasiado? Aunque queriendo culparlo a él, no evito culparme a mí. ¿Cómo fui capaz de someterlo así? ¿Por qué no noté que estaba tan mal? Este capullo me hace sentir mal. El tío que llegó gritándome órdenes, me está haciendo temblar, está haciendo que tenga miedo, por él.
Estoy preocupado por ti.
Me cabrea, no lo negaré, pero sin duda alguna tengo que soportar el simple hecho de que soy Samuel, y que algo así me perturba sobre manera, incluso si la persona es un auténtico imbécil. Comencé a mover mi pierna, comencé a mirar a los lados, impaciente. ¿Por qué no sales? ¿Por qué tardas dos horas en una simple herida de esa magnitud? ¿Por qué no despiertas aun?
Tomé mi móvil, y mirando los mensajes que tenía perdidos, solo pude sacarme de quicio aún más. Mi padre no había dejado de mandarme mensajes extraños, diciendo que tenía que volver a Madrid por un asunto urgente. Incluso Tania me había llamado hace unos días por lo mismo. Tanto alboroto me hará mal.
En un momento una enfermera salió de la habitación donde estaba Will, y con un rostro de satisfacción, me dijo.
-Puedes entrar - "¿Para qué quiero entrar?" Fue lo primero que me vino a la cabeza. Me puse de pie y sonriéndole, entré en la habitación donde, con el pantalón roto, y una venda enorme, se encontraba este artista postrado en la cama, con los ojos abiertos, pero posados en la nada. Como si realmente, no supiera que decir, o qué hacer. Era un vacío extraño en sus ojos, se sentía perdido.
-Hey – Lo escuché decir. - ¿Puedes matarme? Por favor, te lo agradecería - Me senté a su lado, mirándolo, con una sonrisita tan pilla, por verlo tendido en una cama, y con el rostro más pálido que de costumbre. - Samuel...
-No puedo matarte – Dije interrumpiéndolo. - Aun tengo tatuajes que probar contigo, así que aun me sirves – Me miró enseguida, ese gesto tranquilo y sereno, era completamente nuevo. No sabía que le pasaba, incluso podría decirse, que el que me mirara de esa forma, me hacía sentir extraño. Como si... el que fuera una mirada amable, me asqueara. Porque era fuera de lo normal. Era completamente nuevo.
-Vale, tenemos que irnos – Se sentó en la cama con las piernas colgando del mismo costado a donde estaba yo. Me miró, un momento, en silencio. - Ven – Se puso de pie y cogió su suéter que estaba colgado en la silla, yo, sin decir nada, lo seguí.
Salimos de la habitación y él fue a pagar en caja los servicios. Era bastante tarde ya, quizá las doce de la noche, sin exagerar. Mientras él hablaba con la enfermera, yo esperaba apoyado en la pared de la salida, cerca de la puerta. Ella le pidió al parecer una foto, y él accedió. ¿Qué narices había pasado ahí? William lucía sonriente y tranquilo, y al parecer, la enfermera, lucía tan fascinada y feliz, que parecía nunca haber pasado el accidente o algo por el estilo.
-Así que así eres con tus fans... - Susurré sonriendo. Con un poco de tiempo, por fin pudo dejarla feliz y satisfecha, para después venir hacia mí, y sin decirme aun nada, salir del hospital.
Ahora mismo, me sentía como un perro siguiendo a su dueño. Caminamos lento, por la acera. El hospital estaba lejos de casa, había pedido un taxi para llegar hasta aquí, pero, al parecer, William no tenía prisa por llegar al apartamento. Es más, parecía realmente ni siquiera importarle que tuviera hambre, sueño, y sobre todo, una venda enorme en su pierna.

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FISURAS
Fanfiction-Niño, te diré una cosa antes de que sigamos viviendo juntos, es fácil y sencillo, no te metas conmigo, si no quieres que vea esa estúpida cara tuya, avergonzada, no me vas a poder manejar a mí también ¿Entiendes? -¿Tú tienes idea de con quién está...