No llegues tarde

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Te juro que no me quiero ir. He encontrado en estas paredes un lugar en donde mi fama o mi nombre no son motivo de burla, rechazo, u observación. Te juro que me quiero quedar. He encontrado en un cuarto de cuatro paredes todo lo que siempre había querido, comprensión, amor, tentación, cuidado. Intento ser fuerte, te lo juro, he sacado mis maletas, todo está en orden en esta cajuela. Es de madrugada, aun no despiertas, y de todas formas no tendrías que hacerlo. Más bien, no podrías, pues pasar todo un día entero llorando por la "salida a la universidad" de tu novio te ha dejado exhausto.

Amor, perdón. Quiero decírtelo con tantas ganas, quiero ponerme una vez más fuera de tu puerta y tocar la guitara, quiero cantar, quiero bailar, quiero reír, quiero, quiero y quiero tanto ser parte de ti por una eternidad que no se evalúe, que no se cuente. Lo quiero con tantas ganas que es insano, y se podría decir que incluso un poco egoísta.

Lo habíamos decidido desde ese día, "tú sigue durmiendo que cuando menos te des cuenta, yo ya no estaré aquí". Y sí, así era.

Subí en ese taxi, después de haberme despedido de Amet, de la profesora Esme, de todos. De todos los que de una manera u otra, me hicieron recordar que estaba bien vivir como un joven en su plena juventud, que no tenía que estar a la defensiva todo el tiempo, que los humanos son un mundo y que para entenderlo deberíamos de vivir en él todo el tiempo, que lo más fácil es llegar a amar lo que es diferente, lo que nos diferencia, llegar a amar cada fibra de aquel que quizá conecte contigo, que te complemente, que esté ahí para cerrar tus fisuras.

Lo sé y lo entiendo, soy egoísta al punto agresivo, soy egoísta y un poco estúpido, porque sé que no será para siempre y que volveré por él, yo sé que lo haré. Incluso así... quisiera no tener que pasar por esto. Pero cuando te ponen dos caminos frente a ti, y uno de ellos ha sido labrado por ti y muchos más, aunque el camino que está a tu derecha esté hecho de oro que tú mismo has pulido, sería un desperdicio echar el trabajo de tus manos y las suyas a la basura. No podemos rendirnos ante los obstáculos.

¿Pero qué sentido tiene si yo en verdad ni siquiera quería caminar en primer lugar?

¿Qué sentido tiene si mi lugar era justo en la encrucijada de aquellos dos caminos? Quería estar ahí por siempre. Teniendo a ambos a la vista sin necesidad de tener que dar un paso hacia la derecha o a la izquierda. Quería quedarme estático, y mi mundo perfectamente ideal, pedía y rezaba que no lo destruyeran.

El taxi comenzó a avanzar... las cosas ya no serán como antes.

¿Y si cuando me pare en un escenario, en lo único que piense sea en esas cuatro paredes? En esos lindos ojos. En esos lindos labios y en esa linda voz. En ese desastre que no sabe como cocinar adecuadamente, en ese hombre que pese a ser alto y fuerte, se derrita al ver a una cachorra que me llorará y extrañara la misma porción que yo a ella, que él a mí.

Quizá sea idiota y me arrepienta –por no decir que parece que ya estoy arrepentido- pero tengo que hacer esto. Es una obligación renunciar a uno mismo a veces, perderse y dejar de lado tus prioridades. ¿Qué será prioridad realmente para mí? ¿Los años de práctica y lágrimas por una guitarra, o una tarde pacífica al lado de la persona a la que amo?

Y aun poniéndolo así, sigue siendo complicado a elegir, no miento.

El taxi ha salido de Barcelona, estoy a punto de llegar al aeropuerto... y amor, sigo diciendo "lo siento". Quizá ya estés despierto, quizá sigas durmiendo, pero sé que incluso así, en tu mente, estoy yo, y en la mía, estás tú. En mi existencia la única mancha que me remarca lo que soy, eres tú, y lejos de ser ellos una, los siento más como un pasado del cual no me puedo zafar. No me puedo librar. Malo o bueno no lo tengo en claro, sé que los amo, son la única familia que me queda. Incluso así, si ellos son mis hermanos, tú eras mi pareja, y de ti podía partir otra nueva familia, y de ti podían partir sueños y metas, de ti podía partir yo, una parte de mí quería que yo partiera de ti, que tu negligencia me diera razones para quedarme, pero no eres un enfermo, estabas roto, aunque eso no sea tan distinto.

FISURASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora