Liberar el estrés

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La mañana del día siguiente me había decidido a leer absolutamente todos las notas sobre mí, sobre la rueda de prensa que di. Pensaba que, si en algún momento tenía que volver a dar la cara y hablar, lo haría con más tranquilidad. Quería dejar de cometer los mismos errores, el más grande, ser un tío indiscreto y violento.

¡Sin embargo y más importante! El día de ayer pude hablar con nada más que la verdad con Samuel, eso sin duda me hacía feliz. Le dije todo lo que pensaba y pude abrir mis miedos de nuevo, tuve en claro, en algún momento de nuestra relación, que si me mostraba débil ante él todo se complicaría, pero en realidad no era así, si me mostraba débil él me haría fuerte. Sus palabras, pese haber sido entre lágrimas y gritos, me reconfortaron, su forma de no querer provocarme problemas me dieron tanto ánimo otra vez, como si esas lágrimas fueran razón suficiente como para limpiar mi imagen.

No lo sé, quizá es porque estoy totalmente enamorado de él, pero quiero ser una mejor persona, alguien que sea tal como él me describe.

—Will...—Y entre pensamientos que no dejaban de pertenecerle, presenté un examen—. Will... —Había sido un exámen fácil, sería de las notas más altas, seguro—. ¡Will! —Pero eso no era solo la novedad.

—Ah... ¿Qué pasa? —Sino que, desde el día en el que descubrí la relación entre Amet y la profesora Esme, no me he podido apartar del tío que hizo que me tocaran y me dieran una golpiza.

—Has estado en las nubes desde que llegaste hoy en la mañana, me molesta —No es como si fuéramos amigos íntimos o algo por el estilo, solamente habíamos llegado a un punto en el que aquellos errores ya no importaban, como si el presente hubiera nacido de aquella pelea. Y ciertamente era así—. ¿Pasó algo con el barbudo?

—Samuel —Corregí—. Y sí, supongo que estamos mejor que nunca, creo...

—Vi tu rueda de prensa, ¿estás seguro que estás bien? —Le dirigí una mirada confundida, no entendía muy bien porqué vería mi rueda de prensa, pero aun así asentí con la cabeza—. ¿Sabes? Para tu siguiente rueda simplemente podrías omitir las preguntas que no quieres responder, eso se puede, ¿no?

—Sí, pero es como darte un tiro en frente de todos, captas la atención en esa pregunta, como si fuera sumamente importante y por eso no contestas —Él asintió mientras recostaba su rostro en la mesa. Ambos nos hallábamos en la cafetería—. ¿Y tus amigos?

—Ya no tengo amigos —Respondió tranquilo, mientras me miraba a los ojos—. Me di cuenta de que a los ojos de Esme esas personas eran malas, y poco a poco entendí que su influencia realmente había afectado mi carácter, yo no era así, para nada

—¿En serio? Quién lo diría —Susurré mientras sacaba una risita—. ¿Entonces hiciste que me tocaran para nada?

—No hombre... eso... no lo sé, no recuerdo porque lo hice, solo sé que en mi cabeza en ese momento era divertido, era muy estúpido

—Lo bueno es que lo sabes —Me dedicó una risa sincera, era la primera vez que lo escuchaba reír de esa forma—. Me asustas un poco...

—¿Por qué lo dices? —Me preguntó sin darle mucha importancia, ya que había dirigido su mirada a los ventanales—. ¿Por qué de repente soy sincero y esas cosas?

—Ajá... —Él me miró tranquilo y respondió algo que me hizo sentir identificado.

—Es que en realidad soy así, es como... mi verdadero yo, supongo

En el fondo, este imbécil y yo éramos iguales. Atrapados en un personaje para encajar y no ser devorado, ¿cuántas veces he tenido que mirar a la cara a alguien y mentir? Quizá en algún momento pueda ser yo mismo sin miedo, o sin presiones alternas. En algún momento la fama no me pesara tanto.

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