Contratiempo

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Llegó la mañana.

Y la vela que se había apagado despertó. Recorrí mis manos por mi rostro, sentí las lagañas, sentí incluso mis ojeras. Quería irme de aquí. Necesitaba verte.

Salí de esa habitación para tomar una ducha fría y caminar hacia la salida. Tenía que hacerlo hoy, hablar con Frank respecto a lo que pasó, terminar todo, alejarme de él, y sobretodo, volver a Barcelona. Porque si bien teníamos conciertos pendientes, todos eran la siguiente semana. Podía –aunque fuera complicado- volver por unos días e intentar arreglar las cosas.

—Pero no contestas el teléfono... —Suspiré, rascando mi nunca para suspirar—. De cierta forma sé que lo merezco, pero necesito... — ¿Qué cosa exactamente? Ya le pedí perdón, ya le dije que fue lo que pasó—. Necesito oír tu voz.

Salí de la casa para montarme en mi carro y conducir solo hacia la playa. Sentía camionetas siguiéndome, sentía cámaras apuntarme al salir del fraccionamiento privado. Oía mi corazón romperse a cada kilómetro recorrido, y si doscientos no son suficientes como para hundirme, sé que su ausencia sí lo es.

Llegué por fin y, sin pensar, subí a la noria por mi cuenta. Ignorando el hecho de que tenía miles de cámaras apuntándome desde la distancia, ignorando el hecho de que no había dicho nada a nadie y me encontraba solo aquí.

Tomé asiento para observar el mar a lo lejos. Sintiendo perfectamente esa presión en mi pecho otra vez—. Si te marco... ¿contestarías la llamada por fin? —Suspiré, alzando el rostro—. ¿Me contestarías amor...?

Sentía que me hundía, sentía que por cada vez que una llamada no era contestada una pesa se ataba a mi pie, y me hundía en lo más profundo del océano. Y veía oscuro, era negro. No había luz, no había azul. Me miraba, en tercera persona, y podía sentir la pena ajena, la pena que ahora yo mismo me daba—. Solo una Samuel... solo dame una oportunidad... —Tomé aire, tomé mi teléfono, y marqué de nuevo.

Dio tono, cosa que me alegró infinitamente. Aún no había bloqueado mi número y eso me daba esperanzas—. ¿Qué clase de stalker soy?

—Hola —Y lo escuché.

Y oh dios mío, sentí que mi corazón volvió a latir.

—Samuel... —Dejé salir como aquel que apenas sale del agua—. Hola —Escuché como él tragó aire para acomodarse—. ¿Cómo... estás?

—Estoy mucho mejor justamente ahora —Contesté seguro, cerrando los ojos para sentir como estos se ponían acuosos—. ¿Cómo estás tú?

—He... tenido mejores semanas —Asentí, totalmente de acuerdo con eso—. Guillermo —Dijo—. ¿Qué pasó contigo? —Cerré los ojos—. Me volví débil cuando me quedé sin ti, te extrañé tanto, te extraño tanto —Y mis lágrimas comenzaron a salir—. Me volví estúpido pensando que tú te habías olvidado de mí, que me habías cambiado poco a poco, que habías olvidado como me sentía yo en casa contigo, que habías... —Me trabé—. Qué habías...

Y me rompí.

—Tú eres mi casa —Susurré, cubriendo mi rostro con la otra mano—. Tú eres todo lo que tengo, Samuel, y sabes perfectamente que daría todo lo que fuera para volver a estar contigo

—Me cuesta mucho creer que sigues pensando igual, ya sabes... —Lo oí llorar—. Me cuesta trabajo creer que me sigues queriendo igual después de lo que pasó

—Te juro que no tengo nada que ver con él, fui un estúpido —Suspiré—. Te juro que he tenido malos momentos y que todo me ha orillado a sentirme así... débil como nunca antes —Asintió—. Es una presión extraña, en mi pecho, desde ese día me he sentido avergonzado conmigo mismo más que con las cámaras, porque claro que ellos también están en busca de pruebas de que sigo con Frank o algo por el estilo...

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