ONE SHOTS ❆ MARVEL

29. Steve Rogers

Título: ¿Virgen?

Steve Rogers/Capitán América

◇◇◇

Habías estado esperando esta noche por mucho tiempo, estabas segura de que Steve no podría resistir y al fin lo harías perder su virginidad.

Ya te habías asegurado de que todos en la torre estuvieran fuera hoy.

Tony saldría con Pepper, Clint estaría con su familia más Nat, Thor estaba en la casa de "su midgardiana", los hermanos Maximoff fueron con Visión al cine de medianoche por lo que tardarían en regresar y tanto Sam como Bucky habían ido quien sabe dónde pero no los tendrías aquí hasta la mañana a menos que quisieran quedarse sin partes bajas.

En conclusión, serían Steve y tú haciendo el Kamasutra en paz.

Mirabas la hora en tu reloj, le habías comunicado a Steve que lo esperarías a las 10pm para "ver películas". Faltaban 5 minutos en lo que pudiste ver a tu capitán favorito entrando a la sala.

—Hola amor —saludó.

—Steve —besaste sus labios, algo nerviosa.

Él pareció no inmutarse sobre tu nerviosismo lo que agradecías infinitamente. Tomaste su mano e hiciste que se sentara en el sofá. Te atrajo hacía él mientras ambos se acomodaban en el sofá.

—¿Qué película veremos? —preguntó.

—Oh. Una que encontré por ahí, dijeron que es buena —susurraste distraída.

—Vamos dime el nombre, quiero aprender más cosas de esta época.

—Bueno, 50 sombras de no sé qué—dijiste haciéndote la que de verdad no sabías.

Steve frunció el ceño y por un momento pensaste que sabía cuál era por lo que te diría que no quería verla o vaya a saber una que.

—¿Es de terror? —preguntó.

A veces amabas que Steve fuera de otra época y sobre todo tan inocente. Palmeaste su pecho antes de negar.

—No cariño, es una película romántica —susurraste con una sonrisa.

Ninguno volvió a decir nada por lo que pusiste play para que comenzara.

[...]

La escena donde Christian lleva por primera vez al cuarto rojo estaba sucediendo en esos momentos, sin poder evitarlo mirabas disimuladamente a Steve para ver cada una de sus reacciones.

—¿Qué es eso? Creí que la llevaría a jugar ese juego raro donde te mueves sin usar ningún control. ¿Cómo se llama? ¿Equis bot? ¿Equis vos?

—X-Box, Steve amor —trataste de no reír.

—Ah si ese —Steve susurró volviendo a mirar la pantalla—. ¿Qué es esa vara de cuero que sostiene? —él preguntó y casi te golpeas a ti misma.

—¿En verdad no había de esos en tu época? —él negó—, ¿o tú no los conocías? —preguntaste con los ojos entrecerrados.

Era ahora o nunca. Ya estaban encaminados a eso.

—¿Para qué sirve?

—Para golpear personas durante el sexo —dijiste como si nada.

No podías ir marcha atrás.

—Definitivamente no sabía sobre eso.

Decidiste que ahora sería el momento de realizar tu movimiento.

— Sabes cariño podríamos intentar con algo de esas cosas —señalaste la imagen pausada el cuarto rojo.

Steve abrió los ojos sorprendidos antes de acercarte más hacía él.

—Aún no hemos tenido sexo y tú quieres golpearme con esa cosa —dijo con diversión en su voz.

—Steve en realidad deberías ser tú el que... —ibas a explicar, pero viste su cara de confusión—, olvídalo —dijiste—. Podríamos empezar con lo primero —moviste tus cejas de arriba abajo.

Él asintió antes de besarte. Colocó sus manos en tu cintura y te llevó hasta arriba de su regazo.

—¿Segura que quieres hacerlo? No me molesta esperar, sólo quiero que tu primera vez sea especial y ya sabes...

Lo cortaste antes de que siguiera —¿Mi primera vez? Yo quiero que TU primera vez sea especial —dijiste confundida.

—Espera, ¿no eres virgen? —preguntó con los ojos abiertos.

— Claro que no, tú eres el virgen aquí —dijiste con una risita.

Steve negó y ambos se sentaron suspirando y con los ceños fruncidos pensando. A ti te vino a la cabeza cierto genio millonario que te había dicho que Steve era virgen por lo que no debía presionarlo.

—Es culpa de Tony —dijiste.

—Él fue quien me dijo que no debía presionarte, que a las chicas no les gusta eso —se rascó la cabeza nervioso.

—Me dijo casi lo mismo —rodaste los ojos.

Ambos se miraron y sin nada que los detuviera decidieron hacer lo que hacía tiempo esperaban hasta que se escucharon ruidos en la sala. Los dos voltearon viendo a Peter husmeando en el refrigerador.

—¿Interrumpo algo? —preguntó con la boca llena.