30. Brutasha

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Título: Te necesito

Dr. Bruce Banner y Natasha Romanoff

❤⇨Si no les gusta está pareja no lean y listo. Eviten comentarios de odio y/o ofensas hacia las personas a quienes si les gusta.⇦❤


◇◇◇

Natasha hacía varios días que no dormía bien. Le preocupaba que Bruce no haya dado señal alguna de dónde podría encontrarse.

Ella cree que es porque no quiere verla.

Todo este lío con los acuerdos de Sokovia sólo la ponían peor. Sus amigos, las personas que creía firmemente cómo su familia se está dividiendo porque existen dos ideales para solucionar el conflicto.

Ella firmaría los acuerdos, necesitaba poner en orden su vida, quería saldar su deuda. No estaba dispuesta a seguir matando para personas que le convenía, tenía que ser controlada por el gobierno. Tal vez así la rusa dejaría de torturarse a sí misma por las muertes que llevaba atrás.

Necesitaba encontrar a Bruce, la única persona que sin importar su pasado parecía aun así quererla. Dudaba de eso en estos instantes, pero sería mejor escuchar esas palabras salidas de la boca de él. No quería que Bruce le jurara amor eterno, sólo bastaría estar ahí cuando la rusa lo necesitara.

¿Era mucho pedir?

Al parecer para Bruce sí. No se podía creer el descontrol que había tenido en Sokovia, destruyendo todo a su paso, no se lo perdonaba.

Él tenía que alejarse de SHIELD, los que en primer lugar lo llamaron por ayuda aun sabiendo lo que él podía ser capaz si no se lograba controlar. Eso fue lo que pasó ahí.

Bruce estaba harto de vivir con miedo las 24hs del día temiendo por la seguridad de los demás. Él buscaba alejarse, desaparecer nuevamente así no dejando que nadie más salga lastimado por su culpa.

Nat había logrado rastrear el lugar donde Bruce se encontraba. Ahora sólo se debatía si debía ir o no. Lo que cualquiera le diría sería que escuchase a su corazón. ¿Qué pasa cuando ella no posee uno?

La lógica sería su única opción, pero esta le decía que si Bruce no dio señales de vida significaba que no quería ver a nadie o simplemente que no quería verla a ella. Aunque ella sabía que el amor no escucha a la razón por lo que debía hacer todo lo opuesto. Debía ir a buscarlo.

[...]

En alguna región de Tailandia

La rusa veía como el doctor Banner caminaba por un pequeño mercado que allí había. Hacía ya varios minutos que lo observaba desde las sombras, ella era buena pasando desapercibida, no por algo era la mejor en su trabajo de espía.

Había decidido que ya era suficiente de observar sin hacer nada, era hora de actuar y hacerle frente a su problema.

Siguió al doctor hasta donde ella creía él se estaba alojando. Mentiría si no dijese que sentía algo de culpa en abandonar a sus amigos en medio de una disputa, pero Natasha sabía que encontrarían de arreglar sus asuntos mientras ella arreglaba los suyos.

El edificio comprendido de unos 5 pisos estaba en desfavorables condiciones, solo Bruce sería capaz de vivir en tal lugar. Suspiró pesadamente antes de adentrarse ahí también.

Unas cuantas personas la veían, pero ninguna hizo alguna pregunta lo que agradeció internamente, no estaba de humor como para golpear a nadie.

Ella le preguntó a un pequeño niño donde vivía el doctor y este tan inocente le indico el camino sin pensárselo dos veces sólo por recibir aquel billete que la rusa le entregaría por su ayuda.

Subió a paso lento las escaleras del lugar haciendo algunas muecas ante todo lo que veía u olía del horrible lugar.

Por fin se paró frente a la puerta de Bruce, respiró una vez hondo sintiéndose levemente nerviosa. Cosa que hacía tiempo no le pasaba o más bien jamás le había pasado por culpa un hombre.

Dio tres toquecitos a la puerta rezando porque Bruce no le vaya a cerrar la puerta en las narices.

Él abrió la puerta tras varios segundos, llevándose una gran e inesperada sorpresa.

—Natasha —fue lo único que pudo susurrar.

—Doctor —ella asintió hacía él—, me han dicho que usted es el único médico en la zona, ¿podría ayudarme? —ella susurro con una sonrisa.

Él asintió de boca abierta haciendo un ademán para que la pelirroja pasara. Ella entró asintiendo en agradecimiento hacía él. Ella se quitó la chaqueta dejándola en una de las sillas ahí. Inspeccionó levemente el lugar antes de proceder a sentarse en uno de los pequeños e incómodos sofás.

—¿Qué haces aquí? —dijo nervioso él.

—Ya se lo dije, necesito un doctor —ella habló pausadamente con su ronca voz.

—Natasha —él susurró frente a ella.

Nunca se imaginó tenerla delante de él y no ser capaz de correr a abrazarla. Estaba tomando todo su autocontrol no hacer aquello.

—Necesito a la única persona capaz de reparar mi corazón, doctor —ella se levantó de su lugar.

Los dos quedaron frente a frente sin decir absolutamente nada, ninguno sabía en realidad que decir.

Tras ese silencio el negó con la cabeza apartándose de la cercanía de Natasha.

—Yo no soy él indicado para eso —quitó sus gafas frotándose los ojos, bastante nervioso.

—Eres el único que ha llegado hasta ese rincón que creía no tener, Bruce —ella al fin había dicho su nombre, Bruce extrañaba la forma tan singular que la rusa tenía de decirlo.

Ella estaba al borde de la desesperación, creyendo ya que Bruce sólo la ignoraría.

—No puedo.

—¿Por qué? —ella se acercó hasta él haciendo que la mirara fijamente.

—Yo suelo hacerles daño a las personas, ¿acaso no viste lo que sucedió en Sokovia? —él preguntó enojado consigo mismo—. No puedo permitirme hacerte daño a ti también.

—No lo hagas —ella tomó su mano antes que él se alejara—. Alejándome es la forma en la que me estás haciendo daño —ella susurró—. Te necesito Bruce y no pienses que te librarás tan fácilmente de mi...

La mano de la pelirroja fue a parar a la mejilla de Bruce acariciando su rostro suavemente mientras su otra mano aún estaba entrelazada con la de él.

—Te necesito Bruce, no me alejes de ti, no quiero estar sola, no más —ella susurró cerca de los labios de él.

Bruce estaba aguantando la respiración tratando así que los encantos de Natasha no lo hicieran perder el control, cosa que él había tratado de evitar.

Sin poder evitarlo él abrió los ojos topándose con esos hermosos ojos que tanto lo volvían loco. No pudo resistir y simplemente la besó haciéndole saber que jamás la volvería a dejar sola.







ONE SHOTS ❆ MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora