❝Sería una vida terriblemente aburrida si nunca nos pasara algo extraño. Los raros son los que cambian al mundo❞
Vuelco mi imaginación en crear pequeñas historias con sus personajes favoritos de Marvel.
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Los X-Men estaban en cuba. Charles y Erik se gritaban y peleaban revolcándose en la arena de la casi desierta playa.
Los ideales de Erik sobre los humanos y mutantes lo hacían discutir con el amor de su vida, Charles.
Le era inevitable al alemán no pelear por lo que creía correcto. Seguía sin creer que Charles aún tuviera esperanza en los humanos, más aún sabiendo lo que estaban haciendo.
Erik derribó a Charles y se levantó hablándoles a los demás X-Men allí presentes.
Él comenzó a mover los misiles y ahí fue cuando todo comenzó a desmoronarse.
Moira disparaba una y otra vez hacia Erik quien esquivava las balas con un vago movimiento de manos.
Lo más lamentable fue cuando una de esas balas desviadas dio directo en el estómago de Charles. Este con un chillido de dolor se desplomó en el suelo.
Erik volteó a verlo con los ojos abiertos como platos antes de volver su vista ahora una cargada de odio a Moira.
— Esto es tu culpa— sentencio con una voz fría haciendo que la mujer se elevara por los aires mientras la ahorcaba con un collar de metal que ella tenia.
Moira se retorció, llevándose las manos al cuello buscando librarse de eso y poder respirar.
— ¡Erik!— la voz quebrada Dr Charlas lo llamó —Dejala— sentenció y el aludido la dejó caer al suelo.
Él se acerco a Charles, arrodillándose en la arena y colocando la cabeza de él en su regazo.
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— No es culpa de ella— susurro apretando sus labios.
— Pero ella...
— Es tu culpa Erik— los ojos de Charles al igual que los de Erik se cristalizaron.
— Lo lamento— susurró dolido sin saber que otra cosa decir. — Te llevaré al hospital— sentenció pero fue interrumpido.
— No hay tiempo, no lo lograré— varias lágrimas cayeron de los hermosos ojos celestes de Xavier.
— Ch-charles— Erik tartamudeo.
— Sh...sólo quedate conmigo— pidió mirándolo fijamente a los ojos.
Erik asintió y comenzó a hacer presión en la herida de Charles, pero la hemorragia era demasiada como para poder hacer algo. Él se miró la mano llena de sangre mientras su otra mano iba a parar a las mejillas de Charles, limpiando suavemente las lágrimas.
El profesor cerró los ojos, mientras su respiración era cada vez más lenta.
—Te amo —Erik le dijo sin obtener respuesta.
Y así fue como Charles Xavier murió. Aquel horrible día estará en la memoria de Erik para siempre, recordándole el día donde el amor de su vida se escapaba de sus manos. Todo por su culpa.
Erik no dejaba de revivir ese momento en su mente una y otra vez. Ese horrible momento en el cual presenció cómo Charles cerraba los ojos para ya jamás volver a abrirlos, el horrible momento donde había perdido a su único amor.
Ahora estaba solo. Sumido en la oscuridad.
No había podido seguir con los mutantes luego de ver sus miradas. La mirada de odio de cada uno de ellos. La rabia y decepción en los ojos de Raven. Simplemente no podía seguir con ellos.
Lágrimas saladas caían de sus ojos mientras observaba el anillo. El maldito anillo que tendría que estar en el dedo de Charles. Aquel maldito anillo con el que le iba a pedir matrimonio para pasar toda la vida juntos.
