ONE SHOTS ❆ MARVEL

42. Jean Grey

Titulo: Té con la telépata

Jean Grey

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La tetera hacia un chiflido ensordecedor, corriste a apagarla y colocar todo para lo necesario para el té.

Hacía ya un par de semanas que tú y Jean se juntaban la mayoría de las tardes a tomar el té juntas.

Ella al tener familia en Inglaterra hizo de tomar té, una costumbre. Costumbre que al parecer te había pegado, ya que tenías el hábito de beber al menos una taza de té diario.

Como era habitual también ella ya estaba esperándote en la biblioteca con cupcakes a un lado.

—Señorita Grey —saludaste tratando de hacer un acento británico.

Cosa que como la mayoría de las veces te salió del asco.

—¿No te cansas de hacer eso? —ella rodó los ojos con una sonrisa.

—Te juro que algún día me saldrá —reíste con ella.

Serviste el té y ambas comenzar a tomar, mientras hablaban de temas triviales al azar, sin embargo, ese día Jean estaba planeando algo más.

Al terminar su hora del té, la pelirroja pidió que la acompañases a un sitio.

Tu no muy segura de confiar en sus palabras accediste de todas formas.

El silencio se hizo presente. Ambas estaban sumamente nerviosas.

Jean, por un lado, no sabía cómo decir aquello que anhelaba y tú por tú parte tenías miedo de que ella ya haya leído tus pensamientos.

Ella te condujo hasta las afueras de la mansión, donde la tarde caía rápidamente dejando ver ya algunas estrellas en el cielo naranja.

—¿Alguna debería hablar para que esto no siga siendo incómodo? —tras decir eso reíste levemente.

—Yo hablaré primero —asentiste hacía Jean. Ella respiró y tras unos segundos volvió a hablar—. Me gustas punto. Uh, lo dije —ella respiró diciendo eso último.

Estaba contenta de poder haberlo dicho. Se sentía ahora sin un peso menos.

—¿Qué? —preguntaste estupefacta.

—Dios, no me hagas volver a entrar a tu mente, aunque esa imagen de nosotras besándonos es muy tierna, a decir verdad —te pellizco la mejilla.

Te ruborizaste al saber que ella había leído tus pensamientos.

—¿Qué esperas para acercarte? —dijiste obvia con una sonrisa—. Tu eres el macho de esta relación.

Carcajeaste al ver su cara de sorpresa.

—Si alguien debe ser el hombre, esa debes ser tu —ella dijo.

—Tu —le dijiste.

—Tu —ella te dijo.

Ambas rieron antes de ser interrumpidas por alguien.

—¡Ya bésense, par de bobas! —voltearon a ver al chico que había gritado eso, Peter. Pero también pudieron encontrar a Scott, Kurt y al susodicho escondidos detrás de un arbusto.

Peter sonreía levantando los pulgares y con un cartel que decía "Bésala", hasta que desapareció, pues al parecer Scott había tirado de él para ocultarlo.

—Son tan tontos, ¿lo tenías planeado? —preguntaste con la ceja levantada.

— ¿Peter y el cartel? Eso no —negó—. Pero digamos que ellos me impulsaron a decirte —dijo con una bella sonrisa.

—Eres tan tierna cuando quieres, Grey.

Te encantaba verla sonreír y que por fin se habían admitido el amor una por la otra.

—Ves por esa razón yo no podría ser el chico aquí —hablo con obviedad.

Rodaste los ojos de brazos cruzados y miraste a la chica. Ambas sonrieron y quedaron así por unos segundos, mirándose y sonriendo como dos enamoradas.

—¡Ya bésense! ¡No me hagan ir hasta ahí! —Peter volvió a hacer acto de presencia como el cupido que era.

—¡Ya Peter, déjalas! —la voz de Scott se escuchó—. Son algo lentas, no todos somos tan rápidos —golpeo a Peter en la cabeza por entrometido.

Ambos se empezaron a golpear en el arbusto con Kurt diciendo dulcemente que se detuvieran.

Las dos rieron y a pedido de Peter por fin se besaron. Iban lento y despacio. Tenían todo el tiempo del mundo para disfrutar la una de la otra.

—¡Whoa si! ¡Por fin lo hacen! —hizo un pequeño bailecito—. ¡Hey Storm me debes cinco dólares! ¡Tu también Raven, no trates de correr, yo soy más rápido! —Peter seguía gritando y gritando por su dinero.

Ustedes rieron al separarse y tras entrelazar sus manos entraron a la mansión con los chicos, aun escuchando como Peter hablaba de la "nueva pareja" y cobraba, al parecer las apuestas, que había hecho con varios allí.