"No"

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—¿Cuando ibas a decirme sobre el dinero en mi cuenta?

—No quiero que te falte dinero, es todo.

Tal vez sea un poco machista de mi parte, pero, no me sentí bien al oír eso.

Hijo de padres latinos, que recibe dinero de su chica, sólo espero que mis amigos no lo sepan jamás.

A fin de cuentas eres tú, y puedo darle muy buen uso.

—Es un poco humillante, tomando en cuenta que debería ser yo quien diga eso.

Reíste con malicia.

—¿Que acaso una chica no puede darle dinero a su amado príncipe de armadura oxidada? —me abrazaste desde la espalda, cerrando los ojos, como intentando impregnar en tu piel mi olor.

Sé lo que haces.

Yo también cierro mis ojos Sam.

Cuando quiero sentir.

Cuando quiero que el tiempo se mantenga.

Y que el sonido de mi amor se detenga en un millón de precauciones inservibles, que son incomprensibles como este verso que sólo el escritor entiende, carente de sentido a simple vista, pero con más que decir si lo improvisas a la luz de la mesura inexistente de un sentimiento que odia lo racional y ama lo pasional.

—No sé si eso fue un halago o que cosa, pero...—interrumpiste mi reclamo con un beso, de esos que callan cualquier argumento, de esos que se guardan con el título de "Momentos atesorados" en archivos invaluables del jardín de mis recuerdos.

—Hablas mucho pequeño saltamontes —susurraste en mi oído, ya es costumbre que hagas eso, sabes que me estremece y te aprovechas de eso.

No es justo.

Pero me encanta. 

SAM II©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora