"De"

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"Para el dueño de mis sonrisas"

Hola niño de mis sueños, de mis anhelos y rabietas, de mis desvelos y tristezas.

Te escribo desde una enorme habitación de hotel, tan enorme que me hace sentir sola y abatida. Sé que hace sólo unos días que salimos del psiquiátrico, sé que esperabas otra cosa más que la huida de tu apuesta más arriesgada.

Te escribo sumergida en un sentimiento agridulce, feliz por saber que soy dueña del amor de quien nadie es capaz de conseguir y a la vez triste por mi reacción al notar que la vida se venía encima, que los cambios me abrumaban, que el riesgo me asustaba.

Escribo porque sólo así puedo hablarte sin las ataduras en que la improvisación suele amordazarme, te escribo porque me hace sentir libre. Porque lo menos que mereces es mi honestidad.

Al salir del apartamento hace un par de días, lo hice con la firme intención de escapar, ¿Escapar de qué? te estarás preguntando, me hice esa misma pregunta hoy, en la estación de trenes y no pude responderla, me di cuenta que he vivido con miedo toda mi vida. Miedo al sufrimiento, miedo al abandono, miedo a perder a las personas que amo y ese miedo estuvo a punto de hacerme cometer el error más grande de mi vida, abandonarte.

Parada en la estación, entendí que no huía de ti, entendí que huía de mi. De mi felicidad, del amor y la emoción de sentirme viva, de sentirme protegida en tus abrazos, de sentirme amada con tus besos y  la forma en que me miras. En ese momento, recordé una frase que dijiste un día en que la tristeza se hacía insoportable y el dolor ya no cabía en mí.

—No temas Sam, yo estoy contigo.

Fue entonces cuando lo entendí.

Entendí que si me iba, perdería la oportunidad de vencer el miedo, porque tú eres el valor de mi corazón, la alegría de mis labios, el rubor de mis mejillas; Tú eres lo opuesto a mi dolor, eres el dueño de mis alegrías.

Ya no quiero tener miedo, ya no quiero huir, ya no quiero sufrir más.

Sólo quiero estar contigo, porque sé que podré vencer mis temores, si estás conmigo.

He escrito tres poemas para ti, pues como dije, a veces prefiero las letras a la amargura que me produce lo que la improvisación me hace omitir. Búscalos en la vasija vacía de la repisa en tu sala.

Mañana volveré a nuestro hogar para ser felices juntos, para gritarle al mundo que las flores tienen voz, las montañas se mueven y se puede escuchar la voz del Dios cristiano en el sonido del ocaso, si puedes creer.

Te amo Esteban Villanueva y ya no tengo miedo.

Con amor, tu Sam.

SAM II©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora