Todos me miraron llegar como al chico taciturno que una vez fue su compañero de faenas.
Di lánguidos pasos hasta los jardines, escoltado por un par de prominentes verdugos de libertades aparentes.
Las fluctuaciones del viento le daban al lugar un sentimiento de ausencia.
Fue entonces cuando vi el banco donde aún sin pintar yacía ese agónico "Hola" que daba esperanzas a un corazón que no paro de amar hasta el sol de hoy.
No sentí tristeza.
Sólo me acerqué, sentándome a su lado.
—Esteban —murmuró una voz tenue y agradable que resoplaba ecos; No estaba lejos.
Alcé la vista para ubicar la emisora del melifluo sonido sin éxito.
—Ven Esteban —insistió —Ven a mis brazos —murmuró de nuevo resoplando ecos, cómo si fuesen muchas y a la vez sólo una voz.
—¿Sam? —pregunté confundido.
—¿Tan pronto olvidaste la voz de tu mujer?
—No puedo verte, ¿Dónde estas?
—Sólo sigue mi voz.
—Te extraño mucho Sam —exclamé dando pasos erráticos hacia la voz mientras tanteaba el aire.
—Lo sé mi amor, yo lo sé.
Me tomó un abigarrado instante darme cuenta que la voz provenía de un hermoso tumulto de begonias.
—Tengo miedo —susurró luego de que llegara.
—¿A qué le temes?
—A que me dejes sola de nuevo.
—Yo nunca te dejaré Sam.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...