"El"

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Movido por un pesar enorme al verme mirando el techo gris, un oficial caminó hacia mi celda.

La abrió y con su mano señaló la esquina de tan funesta estación.

—Ahí podrás limpiarte chico —exclamó sin mirarme a la cara.

¿Limpiarme?

Caminé al pequeño cuarto de baño.

Y en el reflejo miré a Jackson, con la misma sonrisa que ostentaba en nuestro encuentro fortuito de bodas.

Mojé mi cara, demacrada por el llanto y noté que mis manos, mi camisa y cara estaban aún repletas de tu sangre inocente.

Cerré mis puños al sentir el dolor insaciable que corroía todo vestigio de bondad que quedaba en mi alma.

Saqué mi camisa, la humedecí y limpié tu sangre de mi piel; Entendiendo que con ella se marcharían tus besos, tantas caricias y momentos que no volverían.

Estar vivo duele Sam.

Arde en mis venas un sentimiento horripilante.

Mi pecho hierbe en agonizante desespero.

Mis entrañas se retuercen al ver tu cara en cada esquina.

En el cielo.

En el césped.

En la luna y en las aves.

Y sólo es el inicio de mi sufrimiento.

SAM II©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora