Palidecí de inmediato al recordar que era la misma chaqueta que usé el día de tu asesinato.
El día que te arrebataron de mi vida.
El día del cual aún no encuentro salida.
La tomé con ambas manos intentando contener el tsunami emocional que amenazaba con inundar mi ser por completo, hasta que logré reunir el valor suficiente para abrirla.
Con quirúrgico cuidado saqué el papel y desdoblé sus tres pliegues para leer lo que parecían ser las últimas palabras que dirigirías a mi.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...
