—Lleva tres horas metido —exclamó el áspero acento del oficial en turno tras la puerta.
—Hijo, abre la puerta, no tenemos mucho tiempo —sólo la voz de mi tío Robert logró que mis temblorosas piernas dieran tenues pasos hacia la puerta de baño.
Al verlo, pude sentir la tristeza en su rostro al verme en ese estado.
Sólo él sabía lo que yo sentía.
Sólo él podía revivir el dolor de años pasados en mis ojos rojizos y mi nariz humedecida.
No pude contenerme al tener ante mí a la única persona que podía entender mi agonía y corrí a abrazarlo como sólo lo hacía en mi niñez.
Rodeé su espalda con mis brazos.
Mis uñas se enterraban en su chaqueta plateada.
Y solté el llanto más desgarrador que persona alguna en ese recinto haya escuchado jamás.
Fue como si estuviera guardando el horripilante sollozo para ese momento. Mi garganta profanaba el aire con asmáticos gemidos de pesada agonía y quebranto insoportable.
—Así es hijo, yo sé, sólo deja que salga —repetía en tono paterno una y otra vez acariciando mi cabello, como cuando murió el hamster que tanto amé a mis tres años.
Como lo hizo mi madre el día que supe de su partida.
—Es demasiado tío, duele demasiado quiero que regrese, tío hazla regresar a mi.
—Llora todo lo que puedas hijo, sólo así lavarás el veneno, la vida no es fácil, ni justa, pero debe ser vivida, debe ser sufrida, debes resistir, hazlo por ella —respondió a mis desgarradores alaridos con voz cortada, nunca había oído a mi tío llorar por nada.
Gaviota de luna guardó sus alas.
El cielo llora.
La tierra gruñe.
Mi alma sufre.
Mis ojos rugen.
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SAM II©
Historia CortaDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...