"Segundo"

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Ante el hecho de que no desviara la mirada de mí, me sentí obligado a romper el silencio en un improvisado intento por desvanecer un momento que se tornaba incómodo.

—¿Lo conozco de alguna parte?

Sonrío, rascó su barba plateada y con voz rasposa respondió.

—No lo sé hijo, ¿Me conoces?

—Mi memoria me falla, ¿Debería?

Guardó silencio.

De pronto un pequeño ruiseñor se acercó a el anciano, posándose en la palma de su mano sin miedo alguno, comía un extraño alimento blanquecino de la misma.

Mi asombro fue evidente.

—¿No es hermoso? —preguntó el anciano, guardé silencio anonadado por la inusual valentía del ave —No se preocupa por que ha de vestir, o que ha de comer, pues sabe que el cielo se encarga de sus necesidades. Tenemos tanto que aprender y tan poco de lo cual jactarnos.

—¿Quién es usted? —pregunté.

—Sólo un amigo hijo, sólo un amigo —respondió dejando alzar vuelo al ave.

Se levantó y siguió su camino.

—¡Espere! No me ha dicho su nombre.

Se volteó con media sonrisa dibujada.

—Mi nombre es Jasrael —levantó la mano para saludar.

El ruido de mi móvil me distrajo un segundo.

Volteé a ver al anciano.

No estaba.

SAM II©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora