Liberé tus ridículamente hipnóticos ojos azules.
Recorrieron el lugar en segundos.
La luz eléctrica apagada.
La sala a obscuras, sólo iluminada por la amarillenta y tierna luz de dos velas largas en el centro del comedor, que guardaba en caso de algún apagón esporádicos.
Tuvieron un mejor uso.
Pétalos decoraban el suelo.
Ojalá no pienses que soy un tonto cursi.
Me sentí tal cual.
—Estaba pensando que, desde que llegaste no hemos tenido una verdadera cita y que mejor ocasión que hoy.
Guardaste silencio.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...