—¿Quieres bailar?
La mesa con las velas ya era cliché, pero esa frase fue el colmo del cliché.
Miraste a ambos lados con una expresión de notoria vergüenza.
Fue gracioso, el único que nos acompañaba era el Sr. Gato quien al oler la deliciosa tertulia, se paseaba entre nuestras piernas esperando que algo cayera, y él no nos juzgaría.
Al corroborar nuestra evidente intimidad asentiste.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...