De repente, sentí tus brazos rodear mi torso.
¿Pero cómo llegaste si...?
Permanecí inmóvil.
Seguía furioso.
No contigo, pero igual furioso.
No sé con quien.
Sólo furioso.
—¿Qué quería tu amigo? —pregunté cuál niño enojado.
—Eso no tiene importancia mi amor —respondiste sin dejar de abrazarme como acostumbras, con ojos cerrados.
—¿Lo conoces?
—No.
—Es un imbécil como se atreve.
Guardaste silencio.
Tomaste con tus manos mis mejillas y me miraste con tus enormes ojos color cielo.
—¿Celosito? —arqueaste la ceja.
—¡No! —crucé mis brazos.
Cuando me enojo mi madurez se va por el retrete.
ESTÁS LEYENDO
SAM II©
ContoDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...