—¡Tío Robert!
—Ven aquí hijo, dame un abrazo.
—¿Donde está Mamá?
—Debe estar arreglándose con la novia, ya sabes como son las mujeres —me golpeteó con el codo.
Reímos asintiendo juntos.
Teníamos tanto sin hacerlo.
Sé a lo que se refiere.
Conozco bien a mamá.
Estoy a horas de subir al altar.
Mis manos tiemblan.
Mi pecho quiere explotar.
Mi tío lo notó.
Palmeó mi espalda y dijo:
—Tranquilo hombre, sólo no te desmayes y estarás bien.
En el fondo sé que bromeaba con mi agonía.
Una agonía que el bien conocía.
Casi podía verse a sí mismo veinte años atrás.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...