Emprendí la tenaz misión de levantarme sin despertarte, luego de un largo rato de contemplarte mientras dormías.
Tomé un baño y procuré preparar un desayuno acorde a una reina.
Mi reina.
Mientras cocinaba, saliste del cuarto despeinada, frotando tus ojos, intentando alejar la somnolencia acostumbrada a esa hora de la mañana.
Por alguna razón te pusiste la camisa blanca abotonada que había usado el día anterior.
Debí dejarla tirada en el suelo.
Sólo eso y tu ropa interior llevabas.
Sólo eso y toda mi ilusión llevabas.
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SAM II©
Historia CortaDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...