Mil quinientas personas esperaban a la hermosa novia, expectantes y ansiosos en las bancas de la iglesia.
Entre amigos y familiares (la mayoría míos) llenaban el lugar.
Nunca me haz hablado de tu fe, pero sabes cual es la mía y la respetas, no objetaste al oírme proponer que un ministro de Dios nos casara.
Yo yacía tan nervioso, en cualquier momento entraría en pánico.
Casi tanto como el día que desperté en la clínica y vi tu cama vacía.
Casi tanto como el día que te desplomaste en el suelo inconsciente.
Casi tanto como el día que saliste de mi hogar, para volver días después.
Casi tanto como cuando pienso que todo podría ser un sueño hermoso del cual despertaré.
Y entonces, al comenzar a tocar la marcha nupcial.
Te vi.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...