No dijiste nada.
Sólo estiraste tu mano temblorosa para recibir el anillo que compré en secreto días antes, mientras tapabas tu boca con la otra.
No era muy costoso, pero representaba más amor y devoción que cualquier otro que haya sido vendido ese día.
Calzó perfecto en tu dedo anular pese a la dificultad que suponía el ponerlo en una mano que temblaba descontroladamente.
Me levante.
Me besaste, mojando mis mejillas con tus lagrimas.
Yo te amo Sam.
Siempre te he amado.
Y Siempre te amaré.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...