Cada paso que dábamos, retumbaba en la excesiva acústica del lugar.
Como si la casa advirtiera nuestra presencia.
Como si se pudiera sentir la consciencia de tantos años de ternura bajo ése techo.
Entraste a un cuarto, habían dos camas pequeñas.
Balones de fútbol.
Las paredes decoradas.
Te sentaste en una de las camas acariciaste su frazada.
Yo sólo era testigo.
Yo sólo acompañaba.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...