"A"

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Cada paso que dábamos, retumbaba en la excesiva acústica del lugar.

Como si la casa advirtiera nuestra presencia.

Como si se pudiera sentir la consciencia de tantos años de ternura bajo ése techo.

Entraste a un cuarto, habían dos camas pequeñas.

Balones de fútbol.

Las paredes decoradas.

Te sentaste en una de las camas acariciaste su frazada.

Yo sólo era testigo.

Yo sólo acompañaba.

SAM II©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora