El rostro inmaculado y gentil, de una hermosa pequeña con no más de seis meses de nacida que lucía sus dos únicos dientes, en una sonrisa que no era fingida, sin complejos ni amargura, de pureza absoluta y eminente ternura.
Sus ojos camuflados en el azul intenso del cielo que yacía a su espalda.
Supe de inmediato que eras tú, al ver la mirada y la sonrisa que desde tus primeros años de vida, fueron la mordaza de todo aquél que te viera con algún vestigio de maldad y desprecio.
Bueno... casi todos.
Por poco olvido que era una vieja fotografía y en un arranque de irrazonable desahogo le hablaba a la imagen, exponiendo mis dolores, entre el contraste de colores, como el cielo rojo de atardecer y el azul de los ojos que ostentaste desde nacer.
El magnífico resplandor del sol poniente golpeaba mi rostro con tenues caricias de tibieza, que no menguaban mi dolor al saber que no te amarraré entre mis brazos nunca más. Y con áspero ardor de alma desdoblé los tres pliegues del papel que acompañaba a la fotografía.
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SAM II©
Short StoryDías de ensueño. Noche estrellada. ¿Cómo apaciento tu alma angustiada?. Quiero parar el recuerdo que envenena tu felicidad y la mía. Cuán hermoso será el día en que juntemos nuestros destinos. Es tan bella la llegada. Pero aún más lo es el camino. D...