Capítulo 30: Dejarse Amar...

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El descubrir a su hermana besándose con su prometido había dejado a Sofía muy triste y enojada, no podía entender como ese estúpido de Axel podía engañar a una mujer como Sofía de tal manera, siendo ella la más buena de todas, y sobre todo después de lo que le había pasado, no habían palabras para describirlo, pero verla a ella mal por esto me hacía sentir extraño y bajoneado, porque solo si le importa él se sentiría triste, y eso me provocaba a mí una terrible decepción....

Me pidió que la llevara al parque mientras pasaba el tiempo que debía estar en la U, y así lo hice, la llevé, compramos algo de comer, y nos quedamos ahí hasta que fuera la hora de salida, así disimulábamos que ella no había entrado...

-No puedo creer todo esto, es tan loco     -me decía decaída...

-Supongo que debe ser duro     -le dije serio...

-Muy duro te lo juro     -decía con su voz entrecortada, yo la miré triste...

-¿Tanto lo quieres?    -ella me miró   -porque si te duele de esa manera es porque lo quieres   -le dije resignado...

-No Christian, no lo quiero, nunca lo quise    -yo me sorprendí   -si estoy comprometida con él es por trámite, porque mi papá así lo hizo para tapar mi "vergüenza" y obviamente porque le convenía para sus negocios... -bajaba la mirada...

-Pero, entonces ¿porque estás mal?    -le dije preocupado...

-Estoy mal porque me decepciona saber que el "amor" que me profesaba Axel era mentira, que llegué a disculparlo de dejarme sola después de mi violación porque pensaba que debió ser un golpe muy duro para él también, y porque mi padre está cegado por él, pero sobre todo porque Elizabeth no le importó meterse con el prometido de su hermana   -me decía llorando   -eso es detestable, y no puedo entender ¿por qué me odia tanto?, es mi familia Christian, me siento completamente sola, y siento que no puedo más.... –necesité tragar grueso para evitar llorar con ella, lo único que pude hacer fue abrazarla con fuerza...

-Tranquila, vos sabes que no estás sola, tienes a tu madre que por suerte cambió    -ella asentía...

-Sí, está ella, pero también tenía una idea de vida para mi junto a él, ¿y ahora como les digo esto?, que su propia hija está empeñada en dañarme la vida a mí, capaz y no me creen, y no quiero que mi papá termine odiándome también porque destruyo sus intereses... -me decía triste...

-Te entiendo completamente, pero condenarse a vivir una vida que uno no quiere por no decir la verdad no es justo, y mucho menos para vos después de lo que te ha pasado   -ella suspiraba...

-Lo sé, no lo puedo permitir, pero tengo miedo   -yo tomé sus manos, y la miré...

-Yo estoy con vos siempre   -ella sonreía...

-Yo lo sé    -nos quedamos mirando y sin darnos cuenta pasaron las horas hasta llegar el momento en que teníamos que irnos a la casa...

-Es hora de marchar     -me dijo sollozando...

-Exacto, vamos     -la tomé de la mano, la ayudé a subirse al auto, y con tristeza nos fuimos hasta la casa...

No sabía qué actitud tomaría Sofía con todo esto, una cosa es lo que ella piensa y otra muy distinta es que se anime a hacerlo, y yo no era quién para presionarla, y mucho menos obligarla a decidir qué es lo mejor para ella, solo quedaba esperar, y dejarla que ella sola tomara la decisión correcta...

Llegamos a la casa y Pinky se emocionó tanto al verla, que corrió de más tirándose a la calle cuando venía un carro, ambos lo vimos, y por más que ella lo llamó, él no se devolvió y quedó de frente con el auto...

Tu Mirada En MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora