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—¿Por qué aun no despierta? —Ciela no dejaba de pasear frente a Maira.

Jerik observaba desde la ventana por noticias de nuestro aquelarre. Pero podía darme cuenta que no perdía de vista a su esposa.

—ellos estarán aquí en cualquier momento —dijo Marc.

Marc también estaba al pendiente de los movimientos de su madre, aunque pareciera despreocupado sentado en una silla que trajo de la cocina.

—pero ya debería estar despierta. —se quejo una vez mas Ciela.

Lara estaba haciendo tiempo en la cocina, el que Maira estuviera en la sala con nosotros la ponía nerviosa.

Una energía se sintió de repente en el lugar. Todos giramos las cabezas hacia la puerta.

Las cuatro cabezas del aquelarre estaban aquí.

Uno era Jerik.

Los otros tres eran: Elise, Imanol y, mi madre, Lía.

—¿Dónde está? —dijo Imanol.

Ciela los llevo donde habíamos llevado a Maira para que pasara la noche.

—¿Qué haremos? —dijo Ciela obviamente nerviosa.

Imanol miro a Elise y esta asintió.

—nosotros trataremos de saber que paso —ella enfatizo el nosotros —ustedes, todos ustedes, deben mantenerse alejados del circulo que formaremos.

Dicho esto se dio vuelta dejando a Ciela boquiabierta.

—Jerik —llamo Imanol —tú tampoco puedes estar presente.

—pero se necesitan cuatro para el circulo. —se quejo él.

Imanol paseo la mirada por el lugar.

—tu hijo. —dijo al fin.

Jerik tomo la mano de su mujer y salió de la casa.

—todos —repitió Imanol mirándome.

Mire a mamá pero ella estaba concentrada en Maira. Busque a Lara y seguimos a Jerik y Ciela. Al salir nos cruzamos a Marc que hablaba en la sala con Elise.

Marc se negó a mirarme y aunque lo hubiera hecho no podía delatarme con una mirada frente a las cabezas de mi aquelarre.

Jerik y Ciela no estaban por ningún lado.

Lara se apretó contra mi costado cuando la puerta de casa se cerró y el círculo se formo, podíamos sentir la magia saliendo de la casa. Moría por saber que pasaba dentro.

¿Qué averiguarían?

Con Lara a mi lado no podía enviar un mensaje a mi hermano y en verdad necesitaba hablar con él. Con madre me arreglaría después, si es que ella se quedaba una vez termine el ritual.

Y hablando del ritual...

—¿Sentiste eso? —Lara fruncía las cejas concentrándose —¿Dónde está?

A lo que ella se refería era que el círculo había desparecido. Demasiado pronto para haberlo terminado.

—¿Deberíamos entrar?

Estaba por hacerlo, pero me contuve. Mi madre estaba ahí dentro, si algo hubiera ido mal ella sería la primera en hacérmelo saber.

—es demasiado pronto. Esperemos aquí hasta ellos nos busquen.

Jerik no tardo en aparecer, sin su mujer. No dijo nada y tampoco trato de entrar.

Poco después mi madre salió y camino directamente hacia Jerik.

—no es bueno.

Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora