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Parpadeé y vi que estaba tirada sobre una cama de hojas secas. Había árboles a mi alrededor y el sol se colaba entre las hojas. Por un momento estuve confundida.

El sol calentaba mi rostro y me estire hacia el sintiendo la tibieza que me resultó calmante. Hace mucho que no sentía en sol.

Entonces todo hizo clic en mi cabeza.

Sonreí y mire a mi alrededor, estaba sola así que explore un poco el lugar. Caminé despacio apoyándome en la árboles porque aún me sentía algo mareada, a lo lejos un árbol me llamó la atención. Sus ramas raquíticas y entrelazadas se veían extrañas en un lugar tan vivo.

A medida que me acerque a el sentí frío, también vi que no había árboles alrededor, es más nada parecía crecer alrededor de ese extraño árbol.

Lo toque fascinada y la tristeza me llegó de repente. Tome una rama y la jale con fuerza tratando de romperla. Pero sin importar la fuerza que le ponía la rama no se doblada.

—Es muy fuerte, ¿Verdad?

Me giré asustada al oír la voz de Luss, ella se veía diferente. Caminaba tranquilamente hacia mí, sonriendo como si nada mal hubiera pasado entre nosotras.

—Hola, hermanita.

Retrocedí alejándome de ella, Luss me frunció en ceño como su no entendiera mi reacción, pero no hizo nada para detenerme. Mi espalda choco contra el árbol esquelético, y las ramas me tomaron por la cintura y las manos inmovilizándome.

—¿Qué quieres de mí Luss? ¿Por qué me trajiste aquí?

Ella camino a mi alrededor mirando a todos lados menos a mí, tarareando una melodía suave.

—¡Luss! —grité, lo que más hizo reír.

Ella se paró frente a mí.

—Recuerdo cuando éramos niñas, recuerdo a papá mimándote por ser la más pequeña. Recuerdo cuando papá me llevo por primera vez al aquelarre y también recuerdo la primera vez que tú fuiste, porque fue la última vez que yo fui. —suspiro —pero sabes que más recuerdo, —bajo la voz —recuerdo cuando te mate.

—Eso es imposible, no estoy muerta.

—No me refiero a este cuerpo en especial. —chequeo sus dedos frente a mis ojos —me refiero al que podéis el alma que llevas, al menos en parte, aquí.

Luss balanceo en sus manos la joya que Carld me regaló en alguna ocasión.

—No te creo.

Ella rió, una suave risa musical.

—Deja que te diga algo hermoso, yo te mate por robarme el amor de Greg. Sé que en algún lugar aquí dentro esta ella.

Luss me coloco el collar.

—Es hora de hablar hermanita.

Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora