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Unos días después de mudarnos ya habíamos hecho una rutina. Iris y Alfredo se mantenían alejados de nosotros, aunque vivíamos en la misma casa rara vez nos encontrábamos.

En las noches Greg y yo salíamos a correr al bosque y cuando lo convencía íbamos a cazar. Él me controlaba para no dañar a nadie, en una al aldea cercana había gente dispuesta a alimentarnos por algo de dinero. Pero nada igualaba una buena caza, sentir a la presa correr, asecharla hasta hacer caer y sentir su pánico cuando al fin estaban a mi merced.

Había noches, como está, cuando la luna se veía enorme y parecía iluminarnos sólo a nosotros, que sólo salíamos a jugar. Corría de Greg y él trataba de atraparme, era divertido jugar así con él.

Cuando lograba sacarle ventaja a Greg me escondía. Tarareaba alguna melodía para que me siguiera y corría cuando lo tenía cerca.

Estaba tras un árbol oyéndolo llamar mi nombre cuando la vi, Luss estaba parada tras de mí. No se ocultaba, sólo está ahí de pie mirándome. Retrocedí unos pasos y corrí tratando de alejarme de ella, ¿Pero cuanto me había alejado de Greg y de la casa?

En cada lugar podía ver a Luss, todo me daba vueltas y lo único que me parecía claro era el rostro de Luss.

Si varias vueltas desorientada antes de caer y perderme en la inconsciencia.

Debería poder ocultarme mejor que antes, si alguien me veía estaría en problemas.

—¿Qué haces esta vez? —la molesta de Marc me asusto. —no te dijo padre que no te alejarás de casa.

Mire a mi hermano furiosa. Junto a él estaba Enry, el hermano de Carld, mi prometido.

—Deja de molestarme, —me cruce de brazos desafiante —no estoy haciendo nada malo.

Pero mi hermano no lo dejó así, avanzo rápidamente hasta mi y me tomó con fuerza del brazo y antes de que pueda decirle algo, me volteo la cara de una cachetada. Estaba tan sorprendida que sólo atine a sostener mi mejilla.

—¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? —me siseo con rabia.

Lo mire a los ojos y él me zarandeo para llamar mi atención. Mire a Enry en busca de ayuda, pero él solo me muero sin ninguna expresión en su rostro.

—Le diré a padre que me golpeaste.

—Di lo que quieras, él sabrá lo que hacías.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y me odie por ello.

—Se lo diré a Carld —mirando a Enry continúe —le diré todo y entonces, no sólo será a papá al que tengas que enfrentarte.

La madre de Carld y Enry, era de temer, incluso más que a papá.

Enry frunció los labios con disgusto.

—Más te vale no amenazarme, yo no le temo a mi madre, mucho menos a tu padre.

Dicho esto se fue dejándome sola con mi hermano.

—Como vuelvas a amenazarme, o me hables como lo hiciste ahora, no me detendré sólo en una cachetada. Me entiendes.

Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora