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No la quería aquí.

No la necesitaba aquí.

Pero aquí estaba, tan tranquila como si nada estuviera pasando. Como si Maira no estuviera encerrada en el sótano esperando que los últimos rayos del sol se esfumaran para poder verla.

—no quiero esperar más. —se quejo Cielo yendo de un lado al otro.

Jerik le sonrió de manera tranquilizadora. Era sorprendente ver a tan gran hombre volverse mantequilla por esta mujer.

—no va a pasar nada.

Pero si paso. Ciela tan impaciente como era, se adelanto y dejándonos a nosotros atrás. Y aunque advertí a Maira de nuestra presencia ella se asusto y se puso a la defensiva, Ciela malinterpreto sus gestos y la ataco.

Ahora todos estaban nerviosos.

—será mejor que la dejemos sola. —trate de

—¿sola? —Ciela se detuvo frente a mi —estás loco, no podemos dejarla sola aquí. ¿Qué pasaría si escapara?

—ella no va a escapar —dijo Jerik —ella está esperando por nosotros.

Ciela rió.

—no la quiero cerca de mi y tampoco de ti.

—es nuestra hija.

Ciela grito furiosa y salió de la casa.

—será mejor que a ella si la dejemos sola. —dije a nadie en particular.

Jerik me fulmino con la mirada y siguió a su esposa.

—creo que se molesto.

Voltee para ver a Lara mirando preocupadamente hacia la puerta del sótano.

—¿Qué haces aquí?

—vine a acompañarte.

—¿Por qué?

Ella bajo la mirada avergonzada y medito sus palabras.

—quería venir. —dijo al fin.

Suspire. Este día no iba como lo imagine.

—no deberías haber venido.

—pero yo quiero estar aquí, contigo.

La puerta del sótano de abrió y la cabeza de Maira asomo tímidamente.

—¿volverán?

Lara se pego a mi costado y me tomó por el brazo posesivamente.

—no lo sé.

Ella vio a Lara y le sonrió un poco, pero lo suficiente para que se le vean los colmillos.

—es verdad. —Lara no pudo ocultar su asombro.

Maira miro a Lara y después a mi. Se encogió de claramente incomoda y volvió a su lugar.

—por eso no quieres que este aquí. —dijo Lara bajito.

—Lara —dije en modo de advertencia.

Ella bajo la cabeza entendiendo lo que quería decir. Tan sumisa. Tan irritable.

—están tardando. —me solté de ella —será mejor que vaya a ver qué pasa.

Salí de casa y Lara me siguió.

—no me quiero quedar sola aquí, —lloriqueo —no con ella.

Tras ella Maira me miro fijamente antes de avanzar sin hacer el menor ruido, al pasar junto a lara dijo:

—no tienes que quedarte si no quieres.

Lara dio un respingo y se encogió lejos de Maira.

—¿Dónde están?

—no sé. Iba a buscarlos ahora.

Maira miro tras ella a Lara.

—mejor quédate con tu novia.

Quería decir algo, cualquier cosa, pero Maira ya había empezado a caminar y se alejo demasiado rápido.

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