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Carld

Mire a todos a mi alrededor, los hombres y mujeres que nos eran fieles o al menos a mi madre, fieles sin cuestionar nada, ellos habían llegado rápido. Algunos no eran gente de nuestro aquelarre, eran errantes sin hogar pero fieles a mi madre.

Nadie los miro de forma extraña ni cuestionó su estadía aquí, sólo porque mi madre confiaba en ellos y ellos confiaban en mi madre.

Siempre admire eso de mi madre, la forma en que conseguía la lealtad absoluta de los demás.

—¿Cuándo iremos por ellos? —a mi lado Apolo bebía café tranquilamente. Él fue el primero en llegar, y ni siquiera tuve que llamarle.

—En cuanto estemos completos.

Él frunció en ceño y miró a todos.

—Pensé que estábamos completos.

Me encogí de hombros mientras buscaba algo más fuerte que beber. Tampoco sabía a quién esperábamos.

Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora