6. Quidditch

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El sábado me despierto temprano, otra vez, y saco la Saeta de Plata cuanto antes. Son las siete y media de la mañana, así que seguramente no haya nadie en el campo, y eso de volar sola por la inmensidad del aire es una idea que me atrae mucho. En fin, ¿por qué no? Volar... Volar siempre ha sido mi sueño. Volar sin alas, ver cómo el mundo se extiende a mis pies sin nada que me sostenga. Cada vez que me montaba en un avión, pegaba la nariz al cristal y miraba al suelo, imaginando que ese armatoste no me sostenía, que volaba por mí sola a tal velocidad, que todos miraban, asombrados, a la niña del cielo... Y aún no he perdido la ilusión de hacerlo, tan cerca de cumplir ese hermoso sueño.

Bajo a la sala común, pero no veo a nadie simplemente porque estoy mirando la escoba, y no me fijo en nada más.

-Parece que estás emocionada, futura buscadora más sexy del mundo.

No necesito mirar para saber de quién es esa voz.

-¿Y George?

-Durmiendo, no quería despertarlo, se veía tan mono- Fred mira hacia arriba, con aire soñador. ¿Halagando a su hermano? Venga ya.

-¿Bajamos ya? ¿Bajamos, bajamos?

-Eh, controla ese nervio- Fred sube las manos, pero no sabe lo emocionada que estoy y que me es imposible relajarme-. El comedor está cerrado y aún no podemos salir... pero eso no significa que no vayamos a hacerlo.

Sonriente, Fred saca una escoba, y en una etiqueta pone: Barredora 5.

-Es un poco mala- dice-, pero es mía desde, ¿desde siempre? Y ya le tengo cariño, no la cambiaría ni por una Nimbus 2001. Bueno, quizás sí. Anda vamos.

Fred conoce un montón de pasadizos secretos, lo acabo de descubrir. Sitios por los que se cuela Filch para pillar a los alumnos traviesos al instante, y según todos, Fred y George conocen aún más que él. Nos metemos por uno que da al exterior, y hace mucho frío, pero me da igual.

-¿Luego podemos ir a ver al hipogrifo?- pregunto, ilusionada.

-Después de desayunar, quizás.

Aparto a Rinywings de mi mente nada más nos metemos en el enorme campo de quidditch: las gradas están a quince metros de altura, y los postes de gol también. Todo es increíble, enorme, perfecto y abrumador aun cuando está vacío. Seguramente se haga más increíble, abrumador y perfecto cuando se llene.

-Wood me ha dicho que te reclute si eres lo bastante buena- explica Fred, en el centro del campo-, y así nos ahorraremos las pruebas.

-Vale, pero no he tocado una escoba en mi vida. Everything in you is perfect from the bottom to the top...

Estoy extremadamente contenta e ilusionada, y no puedo evitar que trozos de las canciones de Meghan Trainor se me escapen a cada momento.

-Primero, sube a la escoba, y das un pisotón en el suelo para elevarte.

Me pongo la escoba entre las piernas y aprieto fuerte. I don't know 'bout you, but I feel better when I'm dancin'...

-Una, dos, ¡tres!

Salgo disparada hacia arriba, gritando de euforia.

-¡Esto es increíble! ¡Flipante!

Y la inmensa velocidad aparta de mi mente el All about that bass. Me acerco más al palo de la escoba para acelerar, el viento me golpea en la cara con intensidad y sólo una Saeta de Plata me mantiene alejada del suelo, todo es perfecto y rápido, y nada puede conmigo, estoy en la cima, la más rápida y más arriba que el resto de personas, el resto de personas que ahora mismo estará durmiendo...

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora