12. El anuncio de Dumbledore

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Narra Ailey Abbado

Nunca había visto a Draco y Harry tan amigos.

Bueno, lo que en ellos pueda significar la palabra "amigos". Cruzan menos de dos insultos cada vez que se ven, y hasta se ríen. ¡Se ríen! ¡Y juntos! Creía que la relación entre estos dos nunca llegaría más allá de un shippeo. Ya, pues se ve que no.

Octubre se me termina en un santiamén, más rápido de lo que yo quisiera. Las asignaturas son fáciles, excepto Pociones, donde mi resta de puntos bastaría para vaciar el reloj de Gryffindor varias veces. Hagrid sigue deprimido, pero me deja ir a ver a Rinywings en todas las clases. Ya no lloro delante de él, en lo que intenta ser una muestra de coraje, pero al salir de su establo, Draco recibe un par de lágrimas de mi parte. No lloro dentro del establo por Rinywings, pero fuera me rompo. A Draco no parece importarle, pero intento contenerme todo lo que puedo. Rinywings es un recordatorio de que no todo aquí es perfecto, así que cada vez que entro al establo es una dosis de realidad, de cruda y aplastante realidad. Muertos por mi culpa, tres hipogrifos inocentes. Eso es un buen jarro de agua fría, ¿verdad?

Aparte, Leah, Hermione y yo nos hemos vuelto mucho más inseparables desde el partido. Todas las tardes quedamos para estudiar, pero, con el pesar de Hermione, terminamos charlando animadamente en cualquier rincón del castillo.

Un día cualquiera, Draco decidió acompañarnos. Hermione se puso hecha una furia, pero bien que nos la sudó a Leah y a mí...

Flashback

-Dios, Leah, ¿cómo se te ocurre traerte al insoportable de tu hermano?- suelta Hermione, sin preocuparse de que Draco pueda o no oírla.

-Si lo insultas otra vez, te hago ese castigo muggle, ¿cómo es?- Leah finge pensar-. Te capo.

Hermione y yo nos reímos. Leah no lo entiende bien, o al menos, eso parece, pero se encoge de hombros. ¿Capar, a una chica? Venga ya. Se le nota que no viene de una familia muggle, que no ha oído hablar del sagrado arte de cortarle los cojones a un tío por venganza en su vida.

-¡Joder!- grita Draco, y nos saca de nuestra charla de chicas-. No consigo distinguir el colacuerno húngaro del ridgeback noruego. ¡Puta vida!

-Trae aquí ese libro- tiro de su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, y por poco me arranca un dedo, pero consigo domarlo-. ¡Me cago ya del libro en su...! Bien, estate quieto. A ver, un colacuerno húngaro tiene, en la cola, tres cuernos, uno delante de otro. Un ridgeback noruego sólo tiene una cresta.

Sí, he descubierto que se me da bien Cuidado de Criaturas Mágicas.

-Pues vaya- rebufa Draco, amarrando el libro con una soga gruesa-. ¿Sabeis? La gente va a pensar que soy gay, sólo salgo con chicas.

-¿Y acaso no lo eres?- pregunta Leah, con un gesto de diva, y ambas nos reímos. Hermione, por su parte, intenta atar a su libro* como si no nos hubiera oído.

Fin del flashback

Pues eso, el mes transcurre realmente bien, aunque se me hace bastante lento. El otro día pasaron una lista para que apuntaran su nombre los que querían pasar la navidad en Hogwarts; todos los Weasley, Harry y Hermione apuntaron sus nombres, y al verlos lo hice yo también.

Sí, se que Tonks dijo que pasaría las vacaciones en casa de los Weasley, pero si ellos no se van a su casa, ¿qué sentido tiene?

Hola, mamá.

He apuntado mi nombre, es decir, que me quedo aquí en Navidad. Fred, George y Ron también se quedan, así que ¿por qué no? Harry Potter y Hermione también estarán por aquí, a lo mejor nos llevan a Hogsmeade y nos vemos otra vez.

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora