15. Extranjeros.

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-A ver- dice la profesora McGonagall-, por filas. Los de primer año, al frente. Detrás los de segundo, y así consecutivamente.

No nos han separado por casas, así que estoy de pie junto a Leah y Draco. Harry, Ron y Hermione se hallan justo a la izquierda, mientras que Fred, George y Lee están dos filas por detrás.

Todo el mundo murmulla, nervioso, pero a mí me invade una serenidad bastante rara. En mi mundo muggle, yo siempre era la primera en ponerse nerviosa antes de aparecer ante un público, pero se ve que aquí no.

-¡Orden!- grita McGonagall, y todos los murmullos se interrumpen de golpe-. Está a punto de llegar Durmstrang.

Todos los alumnos se muestran más tiesos, de golpe; algunas chicas se retocan el pelo y los chicos sacan pecho. Draco está encogido y mira a Harry disimuladamente, pero aquél no se da cuenta. Leah se mira los pies, sonrojada. ¿Leah, sonrojada? ¿La misma chica que no dejaba de gritarle a Harry que drarry es real? ¿A la que no le importa recordarle a Fred que no olvide el condón en nuestra noche de bodas? ¿Leah, Leah Malfoy? Esta no es la mía, me la han cambiado.

¿Y yo? Sonrío, mirando al frente, porque presiento algo bueno, que algo increíble y maravilloso va a pasar.

De repente aparece un hombre muy grande y robusto agarrado fuertemente a una bota vieja. Aferrados a él hay dos tipos corpulentos, que le dan la mano a otros dos. Así, agarrados en cadena, los alumnos de Durmstrang aparecen uno tras otro.

De repente, a mi izquierda se oye un grito ahogado.

-¿Qué pasa?- murmullo, para que no lo oiga nadie excepto un pelirrojo.

-Es... es Viktor Krum- farfulla la voz de Ron.

Y me fijo: todas las chicas sonríen como bobas, mirando a un tipo de lo más normal; algunas agitan el pelo y otras le miran de reojo, sonrojadas, o hacen cosas por el estino.

-¿Es ese que tiene dos ardillas por cejas?

-Sí- Ron abre muchísimo los ojos, mirando en dirección al ceja-ardilla.

Ese chico no tiene nada de especial, al menos, yo no me fijo; prefiero mirar a la hilera de Durmstrangs que se alarga por segundos. Es increíble la cantidad de gente que puede llevar un traslador, creo que hay como 50 personas ya. Y siguen apareciendo, sí...

Pasan unos momentos en un tenso silencio, con los recién aparecidos alumnos de una escuela y los de otra mirándose desafiantes, y Dumbledore aparece de entre las filas de alumnos.

-¡Bienvenidos a Hogwarts, Igor Karkarov y alumnos de Durmstrang!

Todos aplaudimos moderadamente, Durmstrangs y Hogwarts, aunque no se porqué, y la hilera de gente se sitúa a la izquierda de Hogwarts, pero un tanto desagrupados. Nosotros, bajo la severa mirada de McGonagall, no movemos ni un músculo.

El chico ceja-ardilla parece bastante torpón, pues se sitúa junto a una chica baja y narizota andando a tropezones. Tiene gracia, es igual de patoso que yo. Las chicas de Durmstrang no reparan en él como lo hacen las de Hogwarts, que suspiran y miran a su dirección. Por su parte, Ceja Ardilla las ignora olímplicamente. ¡Así se hace, Ceja Ardilla!

-¡Orrrden!- grita el tipo corpulento, y de repente lo reconozco de entre los cromos de las ranas: es Igor Karkarov, el director de Durmstrang-. Hemos llegado a una prrrestigiosa escuela de magia, debbemos darrr buena imprrresión.

Los Durmstrang forman filas ordenadas, igual que nosotros, pero ellos no dejan de susurrar. Karkarov no impone tanto como McGonagall, a pesar de ser cinco veces más corpulento.

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora