17. Alan... ¿Qué?

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El resto de la semana marcha bien. Hago los deberes el mismo viernes para tener el finde libre, y Fleur ya no parece tan deprimida. Roger Davis está siempre a su lado. ¿Coincidencia? No lo creo...

Fleur, Alan y yo salimos a dar una vuelta casi todos los días para enseñarle el idioma a Alan, y como este desastre con patas llamado Ailey es la profesora, no va muy bien. Por suerte, Fleur le echa una mano, completando con el francés.

-Fleur, allez-toi- dice Alan, secamente, y como de costumbre no lo entiendo.

-Pourquoi? If je n'ai pas outre chose que faire...

-Roger Davies, il m'a donne un message por toi- al escuchar el nombre, Fleur levanta la cabeza de golpe-: dilo a Fleug qui venga a vegme quand pueda.

El acento dificulta la comprensión del mensaje, pero logro entenderlo. Dile a Fleur que venga a verme cuando pueda. Y esas palabras parecen haberle hecho cambiar de opinión drásticamente.

-Ailey, me voy- dice Fleur-. Si quiegues seguig enseñándole el idioma a Alan...

-Oh, no hay problema- sonrío, y Fleur se levanta, dispuesta a salir del castillo-. Ella se va con Roger.

-Ela se va con Goger- intenta repetir Alan.

-Ella- corrijo.

-Ella.

Asiento para darle a entender que lo ha dicho bien, y él sonríe.

-Vamono a outro lugare- dice, y consigo entenderlo, así que salimos de la biblioteca. Empezamos a andar, y cuando Alan ve un aula vacía, la señala.

-¿No estaremos demasiado...? Demasiado solos- digo, nerviosa, porque no sé lo que pretende. Alan no me entiende, creo, y me empuja adentro, suave pero firmemente.

Me entra el pánico. ¿Y si me viola? ¿Y si me mata? No tengo ni idea de lo que puede hacer, apenas lo conozco y...

Sin darme cuenta, estamos dentro del aula, y Alan bloquea la puerta. Está claro que no quiere que me vaya.

-Ailey- dice, y creo que intentará expresarme sus intenciones-. Io te vi, et io me enamogué de tú. No sé cómo, pego io te ama. Et sé qui tu as novío, pego io te ama. Et cgueo qui tu amas io.

No... No lo entiendo. Bueno, sí lo he entendido, pero no sé porqué me quiere. Osea, ¿hola? Me dice que me quiere. Puede ser que eso estuviera hablando con Fleur todo el tiempo... Pero yo amo a Fred, nunca podría estar con otro.

-Alan... ¿Qué? No, lo siento- digo, pero él no parece entenderlo, porque se me acerca. Algo asustada, doy un paso atrás, pero él sigue caminando-. Yo... yo tengo novio, y lo quiero. Nunca podría querer a otro, lo siento.

No me creo que vaya a besarme, no me lo creo, e intento que no sea posible... Pero lo hace, y lucha con su lengua mientras yo intento cerrar la boca con todas mis fuerzas. Le empujo en el pecho, pero mis fuerzas no son absolutamente nada contra las suyas, así que no lo puedo desplazar ni un milímetro.

-¡Dios!- grita una voz condenadamente familiar a mi derecha, y Alan relaja el abrazo, por lo que puedo soltarme. Justo antes de que me coja otra vez, salgo corriendo detrás de la cabellera pelirroja que he visto.

Dios... Me ha visto. Seguro que era Fred, y me ha visto.

-¡Espera! ¡Espera!- grito, pero la lejana mancha pelirroja no se para. De repente, tengo una idea, y me saco la varita de la manga-. ¡Petrificus totalus!

El chico encoje los brazos y las piernas, y se queda tirado en el suelo. Oh, Dios, ¿será Fred? ¿Y si ha visto cómo Alan me besaba? Iba a pensar mal, bastaante mal...

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora