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-Fred...

-George, cierra la boca- espeto.

-Pero...

-¡Cállate! ¡Esto es entre él y yo!

George se echa hacia atrás, como un cachorrillo asustado, y eso me enternece un poco. Lo justo para bajar el tono de voz.

-De verdad, no creo que existan personas más rastreras- rasgo el papel en pedacitos, y para asegurarme de que no pueden mandarla, convierto cada pedazo en una cosa distinta mientras hablo-. Y encima es vuestro amigo. Y sabeis que quiere a su hermana. ¡No lo entiendo!

-Ailey, si...

-¡George, por favor!- grito, pero suena más una disculpa que un grito de furia. Sé que él no tiene nada que ver con esto, que no es lo bastante cruel como para idear este plan, y lo cargo todo sobre los hombros de Fred.

Bueno, no me da tiempo a cargar demasiado, pues dibuja un cuadrado en el aire.

-Deja que George te lo explique. A mí no me vas a creer- susurra, apesumbrado, y se marcha de la habitación. Debería sentirme mal, lo sé, pero estoy demasiado enfadada para eso.

-¿Qué pasa ahora?- digo.

-Ven, siéntate.

Me acomodo al lado de George.

-Es que... Te lo he dicho un par de veces, ¿verdad? Te echa de menos- sonríe lastimeramente-. Oye, ¿estás llorando?

-Gente pesada. Creo que no- digo, tocándome la mejilla, pero en efectivo, sigo llorando. Esto es extraño, pues la voz no me tiembla ni sollozo, son solo lágrimas-. Bueno, da igual. No hagas caso. Continúa.

-Que eres una cabezota.

-Dime algo que no sepa.

-Te has dejado la varita en la mesa- dice George, y me hace reír-. ¿Qué? No lo sabías.

-Desvarías mucho.

-¿A quién me pareceré...?

-George, hoy no tengo paciencia- suelto, en tono cansado-. Sigue hablando.

No le interrumpo durante todo el relato.

-Queríamos hacer creer a Oliver que su hermana estaba muerta. No, Fred quería hacerlo. Es bastante cruel a veces. Y... Lo hizo por ti, Ailey. Por celos. Cree que Oliver y tú sois pareja, y ya le he dicho que no unas mil veces. A cabezotas no os gana nadie, ¿eh? Pero ese no es el tema... Él no va a admitir que lo que hizo, o lo que al menos intentó, estuvo mal. Y, bueno, quería invitarte este verano a nuestra casa, vamos a ir a ver los mundiales de quidditch, pero después de esto supongo que...

-Oh, no pasa nada- George me hace sonreír. Por algún motivo, me recuerda a Peeta Mellark, y Fred se parecería más a Gale. Protege a los suyos, a los que de verdad le importan, aunque eso supongan unos latigazos en plena plaza central.

Esta comparación con mi libro favorito hace que vea la luz.

-Creo que intentaré disculparme sin pelear. Y, si quereis que vaya a ver los mundiales de quidditch, ¡por mí no hay problema!

-¡Genial!- contesta George, poniendose en pie de un brinco-. Mi padre te recogerá en... ¿dónde?

-No se dónde pasaré el verano con mi madre- admito.

A la mañana siguiente me llega la confirmación con Jev, que me trae una carta de mamá.

¡Oh, hija!

Si no quieres volver a ver a ese muggle que tienes por padre, no tienes por qué hacerlo. Es cosa tuya, pero pasarás el verano conmigo.

Y las canciones... Habla con Fleur. Eso es todo.

Hija De Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora