Cuando salgo de la enfermería, me dirijo inmediatamente a la sala común. No tengo ganas de nada, excepto de curar algún hueso roto con esta recién descubierta vocación hacia la sanación, y no puedo pedirle a nadie que se rompa un hueso para hacerles un episkey tranquilamente.
Es decir, no tengo confianza para eso, ¿no?
Le doy vueltas a la bolita entre mis dedos. Tiene aproximadamente el tamaño de una snitch, pero es tan ligera como una pluma y tan translúcida que casi no se ve. Hmm, está fría. No se cómo se las arreglará la señora Pomfrey para avisar a la bolita, pero espero que lo haga rápido.
¡Ah, sí! Seguro que es con magia.
-Contraseña- pide la Dama Gorda.
-Piña piñata- digo, y el cuadro se abre para dejarme entrar en la sala común.
Allí todos me felicitan por la snitch y me preguntan por mi brazo, que muestro sonriendo y con orgullo.
-La señora Pomfrey me enseñó a curarlo, ya no duele.
Sonriendo y con orgullo, dos cosas que ni se me habrían pasado por la cabeza en la Semana del Borrón. De hecho, ahora que me doy cuenta, estoy perfectamente bien: ni rastro del pelirrojo, y seré ayudante de sanadora, he ganado el partido y...
Antes lo pienso, antes aparece. Fred y George se acercan, pero Fred no sonríe. Y bueno, yo ya tampoco. Miro para otro lado, pensando que Fred va a insultarme o cualquier cosa del estilo que ha hecho esta semana, pero su reacción es muy distinta a la que había imaginado:
-¿Tienes bien el brazo, estrella del día?
Su tono es neutral, así que no distingo si es un sarcasmo o no, por lo que contesto en el mismo tono y mostrando el brazo:
-Sí, me lo curé yo.
Fred acerca la mano a mi brazo, dubitativo, pero algo le hace decidir retirarse. Me encojo de hombros y se me ocurre darle un golpecito con los nudillos al antebrazo, como nada se rompe, decido darle otro.
-¡Quieta! ¿Qué haces?- exclama George.
-No se rompe- sonrío.
Y creo que ya estoy recobrada; he sonreído. Delante de Fred. Oh, ¿no es precioso el quidditch, y sus fracturas de huesos?
Narra Fred Weasley
Ya echaba de menos su sonrisa. Y pensar que estuvo toda la semana así por mi culpa...
Narra Ailey Abbado
Fred y George se quedan mirándome el antebrazo.
-Solo es un brazo- digo, pero miro únicamente a George. Todavía no soy capaz de encarar a Fred sin recordar que los tiempos felices ya han acabado...
-¿Puedo tocarlo?- pregunta George, y como única respuesta, le tiendo el antebrazo. George se queda mirándolo y, al poco tiempo, pone la mano encima-. La virgen, quema.
-¿Ah, sí?- pregunta Fred, y sitúa su mano junto a la de George. Tres, dos, uno...
Sí, acabo de darme cuenta de que esto es raro, así que retiro el brazo.
Subo corriendo a la habitación, sin apenas responder a las felicitaciones de la gente, y me alegro de comprobar que el cuarto está vacío.
Saco la capa y me detengo a inspeccionar el baúl; entonces caigo en la cuenta de que aún no he escuchado cómo suena la radiopiña de Hermione. Me la echo en el bolsillo y salgo apresuradamente del castillo, sin mirar a nadie ni hablar con nadie. Decido refugiarme en el rincón del sauce boxeador, donde las ramas no llegan a golpearme pero donde no me ve nadie.
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Hija De Nymphadora Tonks
FanfictionTodos los personajes, excepto Ailey y Leah, son invención de JK Rowling. Ailey Abbado, una muggle cualquiera pero loca por la magia, recibe un día la visita de un señor con barba blanca, que le habla de un colegio de magia. Hogwarts, así se llama. A...